| El Papa León XIV muestra la carta apostólica «Diseñar nuevos mapas de esperanza» tras su firma el 27 de octubre de 2025 en la Basílica San Pedro. Dominio público |
La carta apostólica “Diseñar nuevos mapas de esperanza”, está compuesta por
un prólogo y nueve títulos que repasan la historia de la educación católica,
como “la historia del Espíritu en acción”. La "tradición viva" de la
fe y la razón, vivida en el conjunto: educadores, estudiantes y familia. Y con
ello "la brújula de Gravissimum educationis".
“La declaración conciliar Gravissimum educationis reafirma
el derecho de todos a la educación y señala a la familia como la primera
escuela de humanidad. La comunidad eclesial está llamada a apoyar entornos que
integren la fe y la cultura, respeten la dignidad de todos y dialoguen con la
sociedad. El documento advierte contra cualquier reducción de la educación a
una formación funcional o a un instrumento económico: una persona no es un
'perfil de competencias', no se reduce a un algoritmo predecible, sino que es
un rostro, una historia, una vocación”, expresa el Papa en su carta apostólica.
Y destaca además la centralidad de la persona en la educación: “La
educación no es solo transmisión de contenidos, sino aprendizaje de virtudes.
Se forman ciudadanos capaces de servir y creyentes capaces de dar testimonio,
hombres y mujeres más libres, que ya no están solos”.
También recuerda el tema de la "Identidad y subsidiariedad", la
"contemplación de la Creación", y propone "la constelación
educativa". Dice León XIV, “porque el mundo educativo católico es una red
viva y plural: escuelas parroquiales y colegios, universidades e institutos
superiores, centros de formación profesional, movimientos, plataformas
digitales, iniciativas de service-learning y pastorales escolares,
universitarias y culturales”.
“Las constelaciones reflejan sus luces en un universo infinito. Como en un
caleidoscopio, sus colores se entrelazan creando nuevas variaciones cromáticas.
Lo mismo ocurre en el ámbito de las instituciones educativas católicas, que
están abiertas al encuentro y a la escucha con la sociedad civil, con las
autoridades políticas y administrativas, así como con los representantes de los
sectores productivos y de las categorías laborales”, afirma el Papa.
También reflexiona sobre la "navegación en los nuevos espacios",
como los tecnológicos y digitales: “Para habitar estos espacios se necesita
creatividad pastoral: reforzar la formación de los docentes también en el
ámbito digital; valorizar la didáctica activa; promover el service-learning y
la ciudadanía responsable; evitar cualquier tecnofobia".
Retoma tambien “la estrella polar del Pacto Educativo” como “herencia
profética” del Papa Francisco: “Es una invitación a crear alianzas y redes para
educar en la fraternidad universal. Sus siete caminos siguen siendo nuestra
base: poner a la persona en el centro; escuchar a los niños y a los jóvenes;
promover la dignidad y la plena participación de las mujeres; reconocer a la
familia como primera educadora; abrirse a la acogida y la inclusión; renovar la
economía y la política al servicio del hombre; cuidar la casa común. Estas
‘estrellas’ han inspirado a escuelas, universidades y comunidades educativas de
todo el mundo, generando procesos concretos de humanización”, escribe el Papa
León.
Y finalmente su exhortación a trazar nuevos mapas de esperanza: “La
educación católica puede ser un faro: no un refugio nostálgico, sino un
laboratorio de discernimiento, innovación pedagógica y testimonio profético.
Diseñar nuevos mapas de esperanza: esta es la urgencia del mandato”.
“Pido a las comunidades educativas: desarmen las palabras, levanten la
mirada, custodien el corazón. Desarmen las palabras, porque la educación no
avanza con la polémica, sino con la mansedumbre que escucha”, manifiesta el
Papa.
Concluye el Santo Padre pidiendo “a los pastores, a los consagrados, a los
laicos, a los responsables de las instituciones, a los profesores y a los
estudiantes: sean servidores del mundo educativo, coreógrafos de la esperanza,
investigadores incansables de la sabiduría, artífices creíbles de expresiones
de belleza”.
Johan Pacheco – Ciudad del Vaticano
Fuente: Vatican News