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Cardenal Luis Antonio Tagle. | Crédito: Daniel Ibáñez / EWTN News. |
El curso titulado “Abrir una puerta a la esperanza. Llamados al
episcopado en un contexto jubilar” se desarrolla en el Pontificio Colegio San
Pedro, y allí el cardenal les recordó a los participantes que el ministerio
episcopal es un ministerio de ‘administración’.
Según informa la agencia vaticana Fides,
Tagle resaltó que la Iglesia es “el rebaño de Dios”. Es “el pueblo de Dios”
redimido por la sangre de Cristo y los obispos son sólo “los administradores,
los custodios”, llamados a guiar al rebaño según la voluntad de Dios.
Obispos custodios y no dueños
Al ser “personas limitadas, humanas y débiles como somos,
siempre existe la tentación de adquirir la propiedad” y “de tratar a la
Iglesia, incluso a las personas, a los sacerdotes, a los religiosos, como
objetos de mi propiedad”, alertó el cardenal filipino.
Tras señalar que los obispos también están llamados a cuidar los dones que el Espíritu Santo derrama en la comunidad, el pro-prefecto lamentó “cuando un obispo que tiene la gracia y la bendición de ser administrador del pueblo de Dios se comporta como un propietario, responsable sólo ante sí mismo”.
“¿Cómo ejercemos nuestra administración de la Iglesia? A partir de nuestra relación con el clero, con los religiosos, con las religiosas. Nos duele escuchar los comentarios de algunas religiosas que dicen ser tratadas en las diócesis casi como esclavas y no como hijas de la Iglesia. Y a veces su voto religioso de pobreza se utiliza o se evoca para negarles una contribución digna para vivir, para su sustento, para su justicia”.
Fides precisa que el Cardenal Tagle basó su reflexión en lo que los Apóstoles Pedro y Pablo dijeron a los ancianos en sus exhortaciones, y les recordó a los nuevos obispos que “es Dios quien tiene plena confianza en ustedes, expresada a través de la Iglesia, en particular a través del Santo Padre, quien nombra y designa a los obispos. Pero es el Espíritu Santo quien nos nombra. No lo olvidemos nunca”.
Ser hombres vigilantes y de comunión
Luego de recordar que los obispos son sucesores de los Apóstoles
y que esta sucesión no es “mérito nuestro”, ni depende de “nuestras
cualificaciones”, el purpurado alentó a ser vigilantes con la propia vida y la
de los fieles, porque –como dice san Pablo en los Hechos de los Apóstoles –
“vendrán en medio de ustedes falsos maestros como lobos rapaces y no perdonarán
al rebaño”.
En ese sentido, “los pastores deben orar, purificar sus
intenciones para poder guiar bien a nuestro pueblo”.
El obispo católico, destacó el cardenal, debe ser un hombre de
comunión porque el Espíritu Santo “otorga diferentes dones, diferentes
talentos, diferentes culturas, pero es el mismo Espíritu el que une a todos”.
El obispo está llamado a ser “una persona que
se siente cómoda con la diversidad, que es capaz de llevar la diversidad a una
unidad animada por el Espíritu”, remarcó.
Por Walter Sánchez Silva
Fuente: ACI