Del 30 de junio al 3 de julio, se desarrolla en Sevilla, España, la IV Conferencia Internacional sobre Financiación para el Desarrollo
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IV Conferencia Internacional sobre Financiación para el
Desarrollo |
Los
participantes en representación de los gobiernos, organizaciones
internacionales, instituciones financieras y comerciales, la sociedad civil y
las Naciones Unidas debatirán temas emergentes y la urgencia de implementar
plenamente los Objetivos de Desarrollo Sostenible.
“El actual
sistema de deuda sirve a los mercados financieros, no a las personas. Esto
corre el riesgo de condenar a naciones enteras a una década de crisis, o algo
peor. Es hora de actuar con responsabilidad”. Las palabras con las que Joseph
Stiglitz, Premio Nobel de Economía y profesor de la Universidad de Columbia en
Nueva York, acompañó la presentación del informe elaborado por la Comisión del
Jubileo, presidida por él y creada en febrero por la Academia Pontificia de
Ciencias Sociales y la Iniciativa para el Diálogo Político de la universidad
neoyorquina, no dejan lugar a dudas sobre la gravedad de la situación y la
urgencia de tener que actuar.
Sevilla, una
oportunidad única
El organismo,
integrado por 30 economistas y académicos internacionales, ha desarrollado de
hecho “un programa para abordar las crisis de la deuda y el desarrollo y crear
las bases financieras para una economía global sostenible y centrada en las
personas”, como afirma el título del informe, que ya está disponible en la
Cuarta Conferencia Internacional sobre Financiación para el Desarrollo (FFD4),
que tendrá lugar en Sevilla del 30 de junio al 3 de julio. Según los expertos,
se trata de una oportunidad única –en la reunión participarán gobiernos,
organizaciones internacionales y regionales, instituciones financieras y
comerciales, la sociedad civil y el sistema de las Naciones Unidas– para apoyar
la reforma de la arquitectura financiera global y dar un fuerte impulso a las
inversiones necesarias y urgentes para alcanzar los Objetivos de Desarrollo
Sostenible, la llamada Agenda 2030.
Las
consecuencias sobre el bienestar
En los países
del Sur global, también conocidos como países en desarrollo, la carga de los
costos de los intereses de la deuda está privando a los gobiernos de los
recursos necesarios para financiar el gasto social, como la atención de salud,
la educación, la infraestructura y la resiliencia climática, erosionando
efectivamente su capacidad para escapar de la pobreza. En esencia, 25 años
después de la campaña lanzada con ocasión del Jubileo del 2000, con
intervenciones de las instituciones financieras internacionales que permitieron
a muchos países saldar sus deudas con los bancos, la deuda ha vuelto a ser un
problema grave, porque en estos 25 años ha faltado acuerdos comunes sobre las
reglas del "préstamo responsable". Así, hoy 54 países gastan el 10
por ciento o más de sus ingresos fiscales en afrontar el pago de intereses de
su deuda, una carga que casi se ha duplicado en los últimos diez años, con
consecuencias muy graves para el bienestar.
Desigualdades
e injusticias
Un tema
relevante, por tanto, pero que no parece interesar a los grandes medios de
comunicación, abrumados por las guerras en curso, olvidando sin embargo que
casi siempre detrás de los conflictos hay desigualdades e injusticias que han
ardido bajo las cenizas antes de estallar. Sin equidad y justicia no puede
haber paz verdadera. El colonialismo, las guerras y el cambio climático no son
accidentes de la historia. Son consecuencia de decisiones que a lo largo de los
siglos han hecho la vida difícil, si no imposible, en algunos países del
hemisferio sur. El escritor y periodista estadounidense de origen indio Suketu
Mehta lo escribió claramente. «Los países ricos, al colonizarnos, han saqueado
nuestros tesoros, impidiéndonos construir nuestras industrias. Después de
habernos saqueado durante siglos – se lee en Esta tierra es nuestra
tierra (2021) – se fueron, no sin antes haber trazado fronteras que
aseguran una condición de conflicto permanente entre nuestras comunidades”.
Invertir en
la paz
Mejorar los
mecanismos de reestructuración de la deuda, modificar la legislación y las
políticas adoptadas hasta ahora por las instituciones multilaterales que
prestan dinero, promover procedimientos de recuperación de créditos que no
desemboquen en planes de austeridad insostenibles, al tiempo que se fortalecen
políticas internas que favorezcan inversiones a largo plazo y reformas
estructurales en los países del Sur global, como indica el informe del
Vaticano, no es sólo una cuestión de justicia, y eso ya sería suficiente, sino
una inversión en paz. La única forma verdaderamente eficaz de desactivar nuevos
conflictos, más allá de cualquier retórica instrumental sobre la necesidad de
rearme. El mundo de los ricos debería poder, tiene la posibilidad y las herramientas,
alcanzar en Sevilla el objetivo de condonar las deudas. Como escribió el
economista Riccardo Moro para los medios vaticanos, “la expectativa es grande”
y la esperanza “es que los gobiernos sepan estar a la altura de las
circunstancias, para hacer de las finanzas un instrumento de paz y no de
violación de la dignidad”.
Gaetano
Vallini
Ciudad del
Vaticano
Fuente: Vatican News