CON OJOS CERRADOS, SIN SONIDOS, NI OLORES, NO SIGNIFICA NO EXISTE LA VISTA, NI EL OÍDO, NI EL OLFATO
Parece una afirmación de
Perogrullo, pero LA VERDAD ES que cuando falta el estímulo que me permite ver,
oír u oler, no significa que estés carente de sentidos sino que te falta el
estímulo para ver, oír u oler. QUE, APLICADO AL ALMA, cuando uno no hace el
esfuerzo mínimo de “abrir” los ojos, “inspirar” a fondo o “afinar” el oído,
siempre podrá afirmar que ni ve, ni oye ni huele nada. Es verdad. Pero ¿has pedido
a Dios la fe? Es decir, me fijo solo en el ejemplo de la vista que es el más
parecido a ver con el intelecto, con la inteligencia: ¿has hecho el MÍNIMO
ESFUERZO de intentar ABRIR LOS OJOS?, aunque quizá al empezar a abrirlos es
verdad que está algo oscuro ¿pero de veras no ves nada? ¿no hay a caso, sombras
que no sabes si son personas, o árboles que se mueven…? o… ¿qué será eso que no
alcanzo a VER CON CLARIDAD DEL TODO?, pero SINCERAMENTE, ALGO ME DICE QUE AHÍ
HAY ALGO QUE SE MUEVE…. Es la actitud del hombre que busca la verdad. Por
ejemplo SAN AGUSTÍN, EMPEZÓ ASÍ. Santo TOMÁS, AGUDIZÓ AL MÁXIMO LA VISTA DE LA
FE… y así tantos otros que “SE OLIERON” que Dios EXISTÍA, porque empezaron a
“OIR” a algunos muy SABIOS que aseguraban que debía de ser que lo más probable
HUBIERA UN SER SUPREMO, UN CREADOR… De hecho hay cada vez más gente que dice
que es más fácil creer esto de un Creador que un big-bang que se hizo de la
nada. Piénsalo, hombre: mira, oye, huele… palpa: y ¡¡CREE!!