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Dominicas de Lerma |
Hola, buenos
días, hoy Israel nos lleva al Señor. Que pases un feliz día.
Aquello de “se
os nota Dios” me pareció el mayor piropo que se le puede decir a un cristiano.
Y, al instante,
el Señor me regaló comprender que, precisamente, eso es Pentecostés: la venida
del Espíritu Santo… ¡para que se nos note! Para que se note en nosotros que Él
está vivo. Y es que, si ayer celebrábamos precisamente esta fiesta, hoy la
Iglesia celebra a María, Madre de la Iglesia. Ella es la que permanece en
oración en medio de nosotros, la que está detrás de nuestra oración, la que
invoca con nosotros al Espíritu y nos prepara para acogerlo cada día de nuestra
vida.
Todos los
bautizados hemos recibido ya al Espíritu Santo en el Bautismo, y ha sido
sellado en nosotros en la Confirmación. Su llama se reaviva en los sacramentos
y en la oración… pero muchas veces vivimos un día tras otro como si no
tuviéramos este Espíritu.
Este es el
Espíritu de Dios, el que rompe fronteras, el que en aquel primer Pentecostés
sacudió todo Jerusalén con un viento impetuoso, el que hizo salir de sus miedos
a los discípulos reunidos con María, el que los inundó del Amor que ya nunca
pudieron ocultar.
Pentecostés,
para nosotros, es una renovación, un nuevo acontecimiento del Espíritu, para
que “se agite en nosotros”, como dice la Palabra, y para que “se nos note
Dios”; para que Él, por medio de nosotros, renueve la faz de la tierra.
Hoy, el reto
del amor es dejar que “se nos note Dios”. Él ya está contigo por el Espíritu
Santo que has recibido; solo deja que su Huella te transforme, y tu vida
traspasará su Amor a los demás.
VIVE DE CRISTO
¡Feliz día!
09 junio 2025
Fuente: Dominicas de Lerma