| Foto conclusiva de la audiencia del Papa. Foto: Vatican News Dominio público |
Una brújula que nos
guía hacia la plena unidad visible
A los participantes en este Simposio organizado conjuntamente
por el Œcumenicum ―Instituto para Estudios Ecuménicos del Angelicum―
y la Asociación Internacional Teológica Ortodoxa, el Santo Padre les manifestó
su alegría porque el Simposio esté firmemente orientado hacia el futuro. El
Concilio de Nicea, precisó el Papa, no es sólo un evento del pasado sino
también una brújula que debe seguir sirviéndonos de guía hacia la plena unidad
visible de todos los cristianos.
“El primer Concilio
ecuménico es fundamental para el itinerario común que católicos y ortodoxos han
emprendido juntos desde el Concilio Vaticano II. Para las Iglesias orientales,
que conmemoran esa celebración en sus calendarios litúrgicos, el Concilio de
Nicea no es simplemente un concilio entre otros o el primero de una serie, sino
el Concilio por excelencia, que promulgó la norma de la fe cristiana, la
confesión de fe de los ‘318 Padres’ (cf. Jesucristo, Hijo de Dios, Salvador, n.
43)”.
Hacia una mejor comprensión del misterio que nos une
Y al
destacar el primer tema que se trató en este Simposio, el Pontífice dijo que,
la fe de Nicea y este 1700 aniversario representa «una oportunidad inestimable
para subrayar que lo que tenemos en común es mucho más fuerte, cuantitativa y
cualitativamente, que lo que nos divide. Todos creemos en el Dios Trinidad, en
Cristo verdadero hombre y verdadero Dios, en la salvación en Jesucristo, en la
Iglesia, el bautismo, la resurrección de los muertos y la vida eterna».
“Estoy convencido de
que volviendo al Concilio de Nicea y aprovechando juntos esta fuente común,
seremos capaces de ver bajo una óptica diferente los puntos que todavía nos
separan. A través del diálogo teológico y con la ayuda de Dios, obtendremos una
mejor comprensión del misterio que nos une. Celebrando juntos esta fe de Nicea
y proclamándola juntos, avanzaremos hacia el restablecimiento de la completa
comunión entre nosotros”.
Nicea inauguró un camino sinodal que la Iglesia debe seguir
Sobre el
segundo tema tratado en el Simposio, el de la sinodalidad, el Papa León XIV
indicó que, el Concilio de Nicea inauguró un camino sinodal que la Iglesia debe
seguir para tratar las cuestiones teológicas y canónicas, a nivel universal.
Además, destacó que la contribución de los delegados fraternos de las Iglesias
y comunidades eclesiales de oriente y de occidente en el reciente Sínodo sobre
la Sinodalidad, fue un valioso estímulo para una más amplia reflexión sobre la
naturaleza y la práctica de la sinodalidad.
“El documento final
del Sínodo notaba que «el diálogo ecuménico es fundamental para desarrollar una
comprensión de la sinodalidad y de la unidad de la Iglesia. Nos empuja a
imaginar prácticas sinodales auténticamente ecuménicas, incluso hasta formas de
consulta y discernimiento sobre cuestiones urgentes de interés común» (Por una
Iglesia sinodal: comunión, participación y misión, n. 138). Tengo la esperanza
de que la preparación y la conmemoración conjunta del 1,700 aniversario del
Concilio de Nicea será una ocasión providencial «para profundizar y confesar
juntos la fe cristológica y poner en práctica formas de sinodalidad entre los
cristianos de todas las tradiciones»”.
Establecer una fecha común para la Pascua
Y sobre el
tercer tema afrontado en el Simposio que se refiere a la fecha de la Pascua, el
Pontífice recordó que, uno de los objetivos del Concilio de Nicea fue
establecer una fecha común para la Pascua, con el fin de expresar la unidad de
la Iglesia en toda la oikoumene.
“Lamentablemente, la
diferencia en sus calendarios ya no permite a los cristianos celebrar juntos la
fiesta más importante del año litúrgico, lo que provoca problemas pastorales en
las comunidades, divide a las familias y debilita nuestra credibilidad como
testigos del Evangelio. Se han propuesto varias soluciones concretas que,
respetando el principio de Nicea, permitirían a los cristianos celebrar juntos
la “Fiesta de las fiestas”. En este año, en el que todos los cristianos han
celebrado la Pascua el mismo día, quisiera reafirmar la apertura de la Iglesia
católica para buscar una solución ecuménica que favorezca una celebración común
de la resurrección del Señor, dando así mayor fuerza misionera a nuestra
proclamación del “el nombre de Jesús y la salvación que nace de la fe en la
verdad salvífica del Evangelio”.
La unidad será un don recibido de Dios
Finalmente,
en la víspera de Pentecostés, el Santo Padre recordó que la unidad que anhelan
los cristianos no será fruto, ante todo, de nuestros propios esfuerzos, ni se
realizará mediante un modelo o esquema preconcebido. Más bien, la unidad será
un don recibido “como Cristo quiere y por los medios que Él quiere” (cf.
Oración por la Unidad del Padre Paul Couturier), mediante la acción del Espíritu
Santo. Por ello, los invitó a unirse a él para implorar el don de la unidad del
Espíritu con una oración tomada de la tradición oriental:
“Rey celestial,
Consolador, Espíritu de la Verdad, que estás en todas partes y todo lo llenas,
Tesoro de bienes y Dador de la vida, ven y mora en nosotros, y purifícanos de
toda mancha Tú, que eres bueno, salva nuestras almas”
Renato Martinez – Ciudad del Vaticano
Fuente: Vatican News