Pecamos de muchas maneras, pero hay que tener cuidado con los pecados contra el Espíritu Santo porque son especialmente graves
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El ser humano
es pecador y, mientras tenga vida, tiene oportunidad de redimirse y asemejarse
a su Señor. Por eso debe ser especialmente cuidadoso para no cometer pecados
contra el Espíritu Santo, porque dice Jesús que esos no serán perdonados (Lc 12,
10). Pero ¿cuáles son estos pecados?
El pecado
contra el Espíritu Santo
Acudamos
al Catecismo de la Iglesia católica para que nos ilustre.
En el número 1864 dice:
“Todo pecado y
blasfemia será perdonado a los hombres pero la blasfemia contra el Espíritu
Santo no será perdonada” (Mc 3, 29; cf Mt 12,
32; Lc 12, 10) (n. 1864).
Sabemos que
Dios nos ama infinitamente y espera de nosotros verdadero arrepentimiento y
conversión, sin embargo, Él no puede forzar al hombre y a la mujer a someterse
a su misericordia. Este debe ser un acto libre por parte del ser humano. Por
eso, dudar del Espíritu Santo es un pecado gravísimo.
El Catecismo
continúa:
"No hay
límites a la misericordia de Dios, pero quien se niega deliberadamente a acoger
la misericordia de Dios mediante el arrepentimiento rechaza el perdón de sus
pecados y la salvación ofrecida por el Espíritu Santo" (cf DeV 46) (n.1864).
Esta actitud
marcará el destino del pecador empedernido:
"Semejante
endurecimiento puede conducir a la condenación final y a la perdición
eterna" (n.1864).
La esperanza
Por eso también
hay que cuidarse de pecar contra la esperanza, la virtud que fue infundida en
nuestra alma desde el día de nuestro Bautismo, momento en el que el Espíritu
Santo comenzó a habitar en nosotros. El Catecismo dice al respecto:
"El primer
mandamiento se refiere también a los pecados contra la esperanza, que son la
desesperación y la presunción:
Por la desesperación,
el hombre deja de esperar de Dios su salvación personal, el auxilio para llegar
a ella o el perdón de sus pecados. Se opone a la Bondad de Dios, a su Justicia
—porque el Señor es fiel a sus promesas— y a su misericordia.
Hay dos clases
de presunción. O bien el hombre presume de sus capacidades
(esperando poder salvarse sin la ayuda de lo alto), o bien presume de la
omnipotencia o de la misericordia divinas (esperando obtener su perdón sin
conversión y la gloria sin mérito)".
CEC 2091-2092
Roguemos a Dios
Espíritu Santo que nos ayude en todo momento para no dudar de la misericordia
divina y conservar viva la esperanza.
Espíritu Santo,
fuente de luz: ¡ilumínanos!
Mónica Muñoz
Fuente: Aleteia