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Momento de la Ordenación. Foto: Prelatura de la Santa Cruz y Opus Dei. Dominio público |
En su homilía, el cardenal Roche recordó que
«la Iglesia os llama ahora a ser sacerdotes para servir al pueblo santo de
Dios». Y añadió: «descubrid y desarrollad cada día la grandeza de este tesoro
que Él os da para cuidar de su pueblo dondequiera que se encuentre vuestra
misión de presbíteros».
El
purpurado inglés subrayó, dirigiéndose a los ordenandos: «cada día será para
vosotros momento de un nuevo descubrimiento y una oportunidad, en palabras de
San Pedro, de dar testimonio de todo lo que Jesús hizo en el campo y en la
ciudad, entre todos los que encuentren para dar testimonio».
También
aconsejó a los nuevos sacerdotes: «Ejerced con alegría y caridad sincera la
obra sacerdotal de Cristo, con el único propósito de agradar a Dios y no a
vosotros mismos».
El
cardenal concluyó expresando el deseo de que, «participando en la misión de
Cristo, en comunión filial con vuestro Prelado y con los obispos locales,
empeñaos en unir a los fieles en una única familia, para conducirles a Dios
Padre».
Mons.
Fernando Ocáriz: «muy unidos a Leon XIV, recemos por el don
de la paz»
Al
final de la ceremonia, el prelado del Opus Dei, monseñor Fernando Ocáriz,
expresó su agradecimiento al cardenal Roche y el afecto a los nuevos sacerdotes
y a sus familias. Dirigiéndose a los padres de los nuevos presbíteros, recordó
«la gran alegría de las ordenaciones» y llamó a la unidad con el papa León XIV,
rezando mucho por el don de la paz.
Los
nuevos veinte prebíteros proceden de 11 países y son:
·
Vincenzo
Affinita (Italia)
·
Stefano
Baravelli (Italia)
·
John
Robert Bickford (Estados Unidos)
·
Daniel
Callejo Goena (España)
·
Ramón
Díaz Perfecto (Hungría)
·
Arturo
Escamilla Contreras (Australia)
·
Santiago
Fabregat Trueba (México)
·
Ramón
Fernández Aparicio (España)
·
Luis
García-Menacho Ariz (España)
·
José
María López-Barajas (Austria)
·
Jose
Miguel Marasigan (Filipinas)
·
Robert
Alvin Marsland (Estados Unidos)
·
Ezequiel
Mercau (Irlanda)
·
Álvaro
Orejana Martín (España)
·
Pedro
Perkins (Argentina)
·
Santiago
Populín Such (Argentina)
·
Enrique
Sañoso Vela (España)
·
Antonio
Santos García (España)
·
Gonzalo
Silió Pardo (España)
·
Cristóbal
Vargas Balcells (Chile)
Algunas
historias de los futuros sacerdotes del Opus Dei
Tras
terminar el bachillerato en México, Arthur Escamilla cruzó el océano para vivir
en Australia. Durante más de una década dirigió Warrane College, una residencia
universitaria en Sídney, donde acompañó a cientos de jóvenes. «Con la gracia de
Dios, dentro de unos días podré hacer a Cristo presente en la Misa y en el
sacramento de la penitencia para las futuras generaciones de jóvenes», comenta
ilusionado.
Vincenzo
Affinita nació en Roma en 1996. Mientras termina su doctorado sobre Dante
Alighieri y la Divina comedia, se prepara para esta nueva etapa de su vida. «A
medida que se acerca la ordenación, crecen en mí la gratitud y busco ponerlo
todo en las manos de Dios». Además de la filosofía, cultiva intereses tan
variados como las artes marciales, el ajedrez y la música irlandesa.
También
es italiano Stefano Baravelli, que ha vivido en varias ciudades del país
—Milán, Verona, Roma y Bari— y durante años ha trabajado en una asociación del
ámbito comercial. Mirando hacia atrás, comenta: «He tenido la suerte de conocer
a muchos sacerdotes ejemplares que han sabido dedicar su vida al servicio de
Dios y de los hombres. Me gustaría ser como ellos ahora que Dios me pide que
sea un instrumento para acercar a muchas personas a la fe».
Desde
Rosario (Argentina) hasta Dublín (Irlanda), Ezequiel Mercau ha vivido un
recorrido singular: profesor universitario, especialista en el conflicto de las
Malvinas y actualmente investiga la historia del catolicismo en la Irlanda del
siglo XX. En su vida ha visto que «mucha gente se siente alejada de Dios, pero
también que muchos sufren y arrastran heridas, que sólo Dios puede sanar
plenamente con su misericordia, perdón y amor de Padre».
Ingeniero
y contrabajista, Enrique Sañoso ha vivido en ciudades tan distintas como
Barcelona, Roma, Madrid o su natal Campo de Criptana. «Durante mi vida el Señor
me ha concedido la suerte de respirar multitud de ambientes y sensibilidades.
Quizás por ello veo la necesidad de que los sacerdotes de hoy sepamos encarnar
el corazón y sentimientos de Cristo en cada palmo de realidad contemporánea».
Con una sonrisa añade: «Todo un desafío por el que pido oraciones».
Físico
de formación, Robert Marsland conoció el Opus Dei mientras estudiaba en
Princeton University (New Jersey). Más tarde obtuvo su doctorado en MIT. De
esos años recuerda: «ayudaba a mis colegas a descubrir a Dios a través del
estudio riguroso de la creación, ahora procuraré seguir con esa tarea, pero
desde un ámbito diverso, desde la Palabra de Dios».
José
María López-Barajas es periodista y ha vivido más de tres décadas en Austria.
Desde allí, también ha impulsado la labor del Opus Dei en varios países de
Europa del Este como Polonia, Chequia, Eslovaquia, Hungría, Rumania, Croacia y
Eslovenia. A sus 58 años, se prepara con alegría para el sacerdocio: «Muchos de
mis amigos van pensando en la jubilación y el Señor me da la oportunidad de
empezar una nueva aventura, sirviendo como sacerdote: ¡es un honor y una gran
responsabilidad!».
John
Robert Bickford, médico guatemalteco, se especializó en urgencias pediátricas
en Houston, donde trabajó durante veinte años. También promovió un programa de
liderazgo juvenil para adolescentes en Nueva York. En 2021, la providencia le
abrió un camino inesperado: el sacerdocio. «A través del ejemplo de los niños que
atendía, san Josemaría me ha enseñado a vivir como uno de ellos, como un hijo
pequeño de Dios», explica. «Como pediatra, tuve el privilegio de curar a muchos
de ellos; ahora, como sacerdote, me ilusiona ser un instrumento para ayudar
a curar a
tantas personas, también jóvenes y adultos».
Santiago
Populín Such, originario de Mendoza, agradece a Dios «la familia en la que me
hizo nacer, en la cual aprendí a quererlo y a esforzarme por ayudar a los
demás». Santiago estudió la licenciatura en Enología y comenzó su vida
profesional entre viñedos y bodegas, hasta que decidió dar un giro y dedicarse
a la educación. Ahora mismo, se encuentra terminando su doctorado en Teología
en la Pontificia Universidad de la Santa Cruz, sobre el noviazgo cristiano como
camino hacia la madurez personal. «Como sacerdote, además de servir a las demás
personas de la Obra para que ellos sean fermento de luz y de renovación
cristiana en medio del mundo, me entusiasma la idea de poder ayudar a los
jóvenes a prepararse para el matrimonio y la vida familiar. Un trabajo
fundamental para lograr el bien de la sociedad desde el desarrollo orgánico de la persona y la misma familia», comenta
con ilusión.