En su primera
audiencia general, el Papa León XIV expresó su alegría al encontrarse con los
fieles, y manifestó su deseo de continuar el ciclo de catequesis jubilares
iniciado por el Papa Francisco, centrado en el tema "Jesucristo, nuestra
esperanza".
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Primera Audiencia General del Papa León XIV (@Vatican Media). Dominio público |
El Papa León XIV, ha querido dirigirse a todos los
presentes en la Plaza de San Pedro, en su catequesis, retomando el tema de
“Jesucristo, nuestra esperanza”, que había estado realizando el Papa Francisco.
Sobre todo, cuando Francisco inició el tema de las parábolas de Jesús el
miércoles 16 de abril.
Esta catequesis inaugural del Papa León XIV no
solo da continuidad a la labor catequética de su predecesor, sino que ofrece un
mensaje profundamente esperanzador: Dios no se cansa de sembrar su palabra en
nuestras vidas, incluso en nuestras fragilidades. La parábola del sembrador se
convierte así en una imagen luminosa del amor incondicional de Dios y del
llamado a colaborar con su gracia, dejándonos transformar por la semilla del
Evangelio.
El Papa explicó que las parábolas no son simplemente relatos
sencillos o ejemplos morales, sino que son narraciones "tomadas de la vida
cotidiana con un significado más profundo”. Su finalidad no es solo enseñar,
sino provocar interrogantes en el oyente, mover el corazón y la conciencia, “la
parábola suscita en nosotros interrogantes, nos invita a no quedarnos en las
apariencias”. El término griego “parábola” significa “lanzar hacia adelante”,
es decir, lanzar una verdad que interpela directamente al oyente. Por eso, cada
parábola, afirmó el Papa, nos desafía a preguntarnos: ¿qué me dice esta
historia a mí? ¿Qué lugar ocupo en ella?
La dinámica de la Palabra de Dios
En
particular, la parábola del sembrador es reveladora de cómo actúa la Palabra de
Dios en la vida humana. En esta imagen, Jesús presenta la Palabra como “una
semilla”, que es sembrada abundantemente en todo tipo de terrenos. De hecho,
afirmó el Papa, "cada palabra del Evangelio es como una semilla que se
arroja al terreno de nuestra vida. Muchas veces Jesús utiliza la imagen de la
semilla, con diferentes significados".
León XIV afirmó que
la palabra de Jesús fascina y despierta la curiosidad. Entre la gente hay,
evidentemente, muchas situaciones diferentes. La palabra de Jesús es para
todos, pero actúa en cada uno de manera diferente. Este contexto nos permite
comprender mejor el sentido de la parábola. Este sembrador, aparentemente
“despreocupado” por la calidad del suelo, representa a Dios mismo, que siembra
generosamente su palabra en cada corazón, sin importar cuán preparado esté.
Esta actitud desconcierta, ya que contrasta con la lógica humana del cálculo y
la eficiencia. Pero en el Reino de Dios, lo que vale es el amor desbordante y
la confianza paciente de un Dios que espera a que cada semilla germine a su
debido tiempo.
Los terrenos y nuestra disposición interior
"Estamos
acostumbrados a calcular las cosas —y a veces es necesario—, ¡pero esto no vale
en el amor! La forma en que este sembrador «derrochador» arroja la semilla es
una imagen de la forma en que Dios nos ama", señaló el Papa. El Papa
señaló que los diferentes tipos de terreno representan las diversas disposiciones
del corazón humano: a veces somos como un camino endurecido, otras como un
terreno pedregoso, o uno lleno de espinos; pero también hay momentos en los que
somos un suelo fértil y disponible.
Lo importante es que, a pesar de nuestras
inconsistencias, Dios no deja de sembrar. Su amor y su Palabra no se rinden
ante nuestras dificultades, sino que siguen siendo ofrecidos una y otra vez.
"Es que Dios confía y espera que tarde o
temprano la semilla florezca, remarcó, Él nos ama así: no espera a que seamos
el mejor terreno, siempre nos da generosamente su palabra. Quizás precisamente
al ver que Él confía en nosotros, nazca en nosotros el deseo de ser un terreno
mejor. Esta es la esperanza, fundada sobre la roca de la generosidad y la
misericordia de Dios". De este modo, la parábola se convierte en un
llamado a la esperanza: si Dios confía en nosotros al sembrar su palabra
incluso cuando no somos el terreno ideal, también nosotros podemos confiar en
su acción para transformarnos interiormente.
Jesús mismo es la semilla
Jesús
mismo es la Palabra sembrada, afirmó. Como semilla, ha de morir para dar fruto.
La siembra generosa de Dios se manifiesta plenamente en la cruz, donde Jesús se
“desperdicia” por la humanidad, confiando en que su entrega no será en vano.
La imagen del sembrador de Van Gogh
Como
complemento visual y espiritual, el Papa compartió su meditación sobre el
famoso cuadro de Van Gogh, "El sembrador al atardecer". En esta obra,
el sembrador está representado bajo el sol, símbolo del esfuerzo, pero también
del poder vivificante de Dios, representado en ese sol que domina la escena.
Aunque el sembrador aparece en un segundo plano, el sol (Dios) ocupa el centro,
recordándonos que es Dios quien da el crecimiento, incluso cuando no lo vemos
directamente. Aun cuando no comprendamos del todo cómo actúa, la semilla da
fruto.
Un llamado a la apertura y a la confianza
Finalmente,
el Papa León XIV invitó a los fieles a examinar en qué situación se encuentran
respecto a la Palabra de Dios hoy. Reconoció que muchas veces no somos el
terreno ideal, pero animó a no desanimarse, sino a pedir a Dios la gracia de
convertirse en un suelo fértil. La esperanza no se basa en nuestras
capacidades, sino en la generosidad incondicional y la misericordia constante
de Dios, que siembra con paciencia y espera con amor.
Patricia Ynestroza - Ciudad del Vaticano
Fuente: Vatican News