5 COSAS QUE NO HAY QUE HACER DURANTE LA CUARESMA EN LA VIDA ESPIRITUAL Y PERSONAL DE CADA UNO

No intentes penitencias absurdas y no es «un segundo Año Nuevo» para cumplir propósitos

ReL

Si quieres tener una Cuaresma fructífera y santa, te recomiendo encarecidamente que no hagas las siguientes cinco cosas que enumera Debbie Cowden en el portal National Catholic Register

1. No intentes penitencias absurdas:

No todas las penitencias son apropiadas para cada etapa de la vida, y no debemos elegir nuestras penitencias en función de lo que hacen los demás. "Al principio de nuestro matrimonio, mi marido Dave y yo queríamos dejar de tomar café durante la Cuaresma. A él le pareció una idea tan escandalosa que consultó con uno de nuestros amigos sacerdotes y ambos me convencieron de que no lo hiciera. Su razonamiento: aunque sonaba noble, dejar de tomar café en mi estado de vida (mamá trabajadora a tiempo completo) provocaría caídas catastróficas en mis niveles de energía, en mi estado de ánimo y en mi capacidad para realizar mis deberes laborales y familiares"

"En el peor de los casos: podría ser una ocasión de pecado, debido a la negligencia deliberada de esos deberes o de comenzar a arremeter contra mi marido por esa falta de cafeína. Había penitencias mucho más razonables, necesarias y difíciles que darían mucho mejores frutos". 

"Sé que suena valiente tomar duchas frías durante 40 días seguidos, o hacer un ayuno a base de pan y agua, pero si solo haces esas cosas para decir que las hiciste, sin una preocupación por la cuestión espiritual más profunda, entonces es mejor que elijas otra penitencia. Asegúrate de rezar antes de seleccionar una penitencia y, si es posible, habla con tu pareja y director espiritual".

2. No lo tomes como "un segundo Año Nuevo":

"Puede que tenga sentido redoblar los esfuerzos en cuanto a la pérdida de peso y el ejercicio a medida que los días se vuelven más cálidos, pero resiste la tentación de mezclar esos objetivos con penitencias. Al practicar los tres pilares de la Cuaresma (oración, ayuno y limosna) podemos aprovechar a convertirnos verdaderamente en personas mejores y más santas".

"Claro que puedes adoptar penitencias basadas en la comida, pero asegúrate de hacerlo con un propósito santo. Tomás de Aquino nos dice en la Suma Teológica que el ayuno nos lleva a crecer en la virtud, es decir, la castidad, ya que ayuda en nuestra oración contemplativa y nos permite hacer reparación por nuestros pecados (II-II Q. 147)". 

3. No descuides tus carencias espirituales:

"Una vez escuché a alguien decir que "el ayuno sin oración es sólo una dieta". ¡No podrían estar más en lo cierto! Jesús nos dice que algunos demonios sólo pueden ser expulsados mediante la oración y el ayuno (Mateo 17:21)". 

"La Cuaresma es un tiempo perfecto para enfocarnos en nuestros pecados habituales, y al combinar la oración y el ayuno —y los sacramentos— recibimos el poder de la gracia sobrenatural para combatir esos vicios y llegar a ser más como Cristo". 

4. No te saltes la confesión:

"Según los preceptos de la Iglesia, los católicos sólo están obligados a confesarse una vez al año, pero me gustaría desafiarte a que lo hagas una vez durante la Cuaresma. Después de todo, mientras intensificas tu oración y penitencia, necesitarás una abundancia de gracia para luchar contra la tentación, tal como lo hizo Jesús en el desierto". 

"Mi esposo y yo escribimos un útil Examen de conciencia para padres cansados que es un excelente punto de partida para hacer una buena confesión"

5. No mantengas el status quo:

"Si llegas al Domingo de Pascua y no eres más santo que el Miércoles de Ceniza, ¡algo anda mal! Si te duchaste con agua fría durante 40 días pero sigues siendo un idiota con tu familia, o sigues siendo adicto a las redes sociales, o sigues conduciendo con una furia mortal, ¡algo anda mal!".

"Por eso es importante elegir una penitencia más sustancial que renunciar a los dulces o a la televisión: renunciar a esas cosas temporalmente no te cambia como persona"

Las enseñanzas de la Madre Angélica sobre esto son muy profundas: "Necesito renunciar a algo que sé que está mal en mí", reflexionó, "y quizás estos 40 días te ayuden a adquirir un hábito, no este tipo de hábito [se refiere a su vestimenta religiosa], sino el hábito de no perder los estribos, el hábito de ser amable, el hábito de ser bondadosa. Y esto empieza por tu familia".

Fuente: ReligiónenLibertad