No hay nada intrínsecamente malo en ser rico, aunque conlleva una mayor responsabilidad; pero al mismo tiempo, será más difícil ser pobre de espíritu
![]() |
Halfpoint | Shutterstock |
No es
pecaminoso tener una cuenta bancaria abultada, en la que no te preocupa pagar
la próxima factura y te sobra dinero. Sin embargo, ser rico conlleva una mayor
responsabilidad, ya que Dios te pedirá cuentas de cómo has utilizado tu dinero
en beneficio de los demás. Es mejor ser pobre de espíritu.
Pobre de
espíritu
San Francisco de Sales escribe sobre este tema en
su Introducción a la vida devota. Explica que debemos
reconocer que nuestro dinero y nuestras posesiones no son verdaderamente
nuestros:
"Hija mía,
nuestras posesiones no son nuestras; Dios nos las ha dado para que las
cultivemos, para que las hagamos fructíferas y provechosas a Su servicio, y así
le agradaremos. Y esto debemos hacerlo con más empeño que los hombres mundanos,
pues ellos cuidan cuidadosamente sus propiedades por amor propio, y nosotros
debemos trabajar por amor a Dios".
Una forma de
evitar ser demasiado avariciosos con nuestro dinero es regalarlo
constantemente:
"Para ello
dispone siempre de una parte de tus medios dándolos de corazón a los pobres; te
empobreces con todo lo que regalas. Es verdad que Dios te lo devolverá, no solo
en el otro mundo, sino en este, pues nada trae tanta prosperidad temporal como
la limosna gratuita, pero mientras tanto, eres sensiblemente más pobre por lo
que das. Verdaderamente es una santa y rica pobreza la que resulta de la
limosna".
Amar a los
pobres
San Francisco
de Sales también explica la importancia de amar simplemente a los pobres, lo
que nos ayudará a permanecer pobres de espíritu:
"Amen a
los pobres y a la pobreza,-este amor los hará verdaderamente pobres, ya que,
como dice la Sagrada Escritura, nos hacemos semejantes a aquello que
amamos. El amor hace iguales a los amantes. '¿Quién es débil y yo no soy
débil?', dice san Pablo. Podría haber dicho: '¿Quién es pobre y yo no soy
pobre?', porque fue el amor lo que le hizo semejante a los que amaba; y así, si
amas a los pobres, compartirás realmente su pobreza, y serás pobre como
ellos".
Si no buscamos
a los pobres y solo deseamos amasar una gran cantidad de dinero para nosotros,
Dios será mucho más duro con nosotros el día del juicio.
Cuando Dios nos da muchos dones, lo hace para que seamos generosos con ellos, no quedándoselos para nosotros, sino dándoselos a los demás.
Philip Kosloski
Fuente: Aleteia