EL VATICANO ALLANA EL CAMINO PARA LA BEATIFICACIÓN DE GAUDÍ

La Santa Sede ha aprobado los informes de las comisiones de historiadores y teólogos del Dicasterio de las Causas de los Santos, por lo que el proceso del genial 'arquitecto de Dios' está oficialmente listo para avanzar

Retrato de Antonio GaudíWikipedia. Dominio público
La Santa Sede ha allanado definitivamente el camino para la beatificación de Antoni Gaudí, internacionalmente reconocido como 'el arquitecto de Dios', tras la aprobación favorable de los informes de las comisiones de historiadores y teólogos del dicasterio de las Causas de los Santos, al frente del cual se halla el cardenal italiano Marcello Semeraro. Así, la parte explícita y más importante del proceso canónico de beatificación de este laico español ha quedado ya lista.

Falta ahora el último paso: la reunión plenaria de obispos y cardenales, que se espera en el decurso de este año, según aseguró a El Debate el sacerdote y profesor Armand Puig, presidente de la Agencia de la Santa Sede para la Evaluación y Promoción de la Calidad de las Universidades Eclesiásticas y autor de Antoni Gaudí, vida y obra.

Cuando la comisión de obispos y cardenales dé el visto bueno a la positio, la postura final acompañada por el conjunto ingente de documentos que justifica la beatificación, Gaudí será declarado venerable y se dictará un decreto de virtudes heroicas que deberá ratificar el Papa Francisco. «La causa es sólida y está muy bien hecha y argumentada, lo cual ha sido subrayado por las comisiones de teólogos e historiadores», explica el profesor Armand Puig, que incide en no confundir el talento de un genio modernista con la santidad.

«Gaudí murió como un pobre de Jesucristo»

Y es que los informes de las comisiones de historiadores y teólogos han profundizado en los motivos de su beatificación y han constatado la existencia de virtudes heroicas en el marco de un modelo de vida santa y cristiana. Así, con el veredicto de los especialistas teólogos se confirma que no hay ningún inconveniente teológico para la beatificación.

El arquitecto catalán murió con fama de santidad el 10 de junio de 1926, vivió de forma relevante las virtudes evangélicas y, más allá de los millones de personas que visitan la Sagrada Familia, el arquitecto es hoy objeto de gran devoción popular. «Hay muchas gracias y favores atribuidos a la intercesión de Gaudí, aunque de momento no disponemos de ningún milagro reconocido por la Iglesia», explica a este periódico el padre Josep Maria Blanquet, responsable de la oficina de las Causas de los Santos de la Archidiócesis de Barcelona.

«Vox populi, vox Dei». Es la voz de Dios que habla a través del pueblo y no hay duda que a Gaudí lo beatificará el pueblo, el mismo pueblo que lo ayudó con sus donativos a desarrollar el proyecto de la Sagrada Familia, conocida también como la catedral de los pobres. «Son los designios divinos escondidos que se manifiestan a través del pueblo de Dios», tercia Armand Puig. Todo ello en un contexto histórico en que los intelectuales novecentistas tachaban al arquitecto de loco y, posteriormente, los lerrouxistas, en la Segunda República, denostaban su trabajo.

El padre Puig recuerda que la santidad no es solo una cuestión individual, sino también colectiva: «La santidad de Gaudí es parte de la comunidad cristiana. Sin testimonios no hay fe. El de Gaudí es un testimonio de fe, hasta las últimas consecuencias, hasta el último momento de su vida. Quiso morir en el hospital de los pobres, en el antiguo hospital de la Santa Cruz de Barcelona, cerca de la basílica. Murió como un pobre de Jesucristo», asegura.

«Ha llegado el momento de beatificarlo»

Una pobreza que vivió de forma especial a raíz de su profundo cambio de vida interior en 1894 mientras trabajaba en la representación de la Natividad en la fachada noreste de la calle Marina. En este momento inicia un proceso espiritual que le permite dar un gran salto adelante, mientras empeña todo su patrimonio en la construcción del templo y desestima lucrativos proyectos en Nueva York y París.

El profesor Puig tiene una definición para este progreso espiritual de Gaudí: «Es básicamente una clarificación». Y añade: «Le faltaba la velocidad interior, que es la consecuencia de la experiencia profunda de Dios, lo que le llevará a acabar sus días como mística». Así, la construcción de la basílica se convierte para el arquitecto modernista en motivo de santificación, de dar gracias a Dios, no de lucimiento personal.

«Ha llegado el momento de beatificar a Gaudí». Cuando Ignasi Segarra (Albesa, 1929-Barcelona, 2003) dijo estas palabras al acercarse a los feligreses de la iglesia de Riudoms (Tarragona) el viernes santo de 1992, sabía también que el proyecto sería inicialmente rechazado por el arzobispado de Barcelona. Los feligreses del pueblo, donde Gaudí pasó largas temporadas de su infancia y aprendió las primeras lecciones de la naturaleza, se quedaron perplejos.

El impulso de Juan Pablo II

Curtido en las primeras misiones de expansión del Opus Dei en Nueva York, Boston y Chicago, el sacerdote e ingeniero Ignacio Segarra, fue, junto a un grupo de arquitectos e intelectuales barceloneses, el gran promotor de la primera asociación civil pro beatificación. El entonces cardenal Ricard María Carles, que hacia frente a diversos problemas internos en la archidiócesis barcelonesa, se desentendió de la propuesta.

Fue a partir del año 2000 cuando la beatificación del genio modernista despertó el interés del Vaticano. La campaña internacional de la asociación había dado sus frutos y san Juan Pablo II tenía interés en beatificar a cristianos laicos. Tanto es así, que La Tarraconense, que integra a los obispos catalanes, elaboró un dossier sobre la vida del arquitecto que fue acogido con gran interés por el Vaticano.

El proceso cobra vida a partir de entonces y vive un impulso decisivo en 2010 con la consagración papal de la basílica. «Todo cambia con Benedicto XVI», explica a El Debate Josep-Ignasi Saranyana, profesor emérito de Historia de la Teología de la Universidad de Navarra. «El Papa se dio cuenta que La Sagrada Familia era como el símbolo de una manera moderna de presentar el evangelio». Benedicto XVI elogió la figura de Gaudí en su vertiente humana y artística y su visita a la basílica en noviembre de 2010, acompañado de los cardenales Tarcisio Bertone, exsecretario de Estado de la Santa Sede, y Lluís Maria Martínez Sistach, cardenal arzobispo, fue todo un revulsivo para la ciudad de Barcelona.

A finales de 2023 se presentó la positio a la Sant Sede y el arzobispado de Barcelona se implicó a fondo en la causa creando la nueva Asociación Canónica pro Canonización de Antoni Gaudí, que sustituye a aquella incipiente asociación civil registrada en la Generalitat en 1992. El cardenal Juan José Omella considera ahora que, desde la sede barcelonesa, el proceso debe asumirlo una entidad canónica por sus naturales implicaciones jurídicas. Y con ello también se quiere agilizar y acelerar la causa.

«Afrontamos esta beatificación como un proceso de redescubrimiento de la santidad de Gaudí», asegura Armand Puig, que también forma parte de la comisión canónica presidida por el cardenal Omella y copresidida por Josep Maria Turull, rector de la Basílica. «El Santo existe, no hay que construirlo. Nuestra tarea es desvelarlo», concluye Puig.

María Rabell García Corresponsal en Roma y El Vaticano

Ramón Balmes

Fuente: El Debate