¿SABÍAS QUE JESÚS EVANGELIZABA DE CUATRO MANERAS?

Jesús, el Señor, vino al mundo para salvar a la humanidad de sus pecados y a instituir su Iglesia, anunciando la llegada del Reino de Dios de cuatro maneras

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Cuando pensamos en que Jesús comenzó su vida pública para formar a sus discípulos, poner los cimientos de su Iglesia y anunciar la llegada del Reino de Dios, tendríamos que considerar las maneras que utilizó para evangelizar.

Estas las encontramos en los Evangelios de Mateo, Marcos, Lucas y Juan, y son las siguientes:

1. CON LA PALABRA

Por supuesto, esta fue la manera más destacada, es la que está consignada en los escritos de los evangelistas y que se recabó con los testimonios de aquellos que convivieron con el Señor y que está integrada en la Biblia:

Jesús recorría las poblaciones de los alrededores, enseñando a la gente. (Mc 6,6)

Él mismo es la Palabra, como lo acota san Juan:

Y la Palabra se hizo carne y habitó entre nosotros. ( Jn 1, 14).

En los cuatro evangelios encontramos, pues, parábolas, diálogos, encuentros, mandatos y más, donde el Señor expresó de manera verbal el deseo de Dios Padre y el envío de a los discípulos:

Vayan, y hagan que todos los pueblos sean mis discípulos, bautizándolos en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo, y enseñándoles a cumplir todo lo que yo les he mandado.( Mt 28, 19-20). 

2. CON SIGNOS Y MILAGROS

Muchos fueron los milagros que hizo el Señor Jesús. Pasó haciendo el bien a los enfermos y endemoniados, resucitando muertos, haciendo oír a los sordos y hablar a los mudos.

Esos mismos signos acompañaron a sus enviados cuando comenzaron con su misión:

Entonces llamó a los Doce y los envió de dos en dos, dándoles poder sobre los espíritus impuros. [...] Entonces fueron a predicar, exhortando a la conversión; expulsaron a muchos demonios y curaron a numerosos enfermos, ungiéndolos con óleo. (Mc 6, 7; 12-13)

3. CON SU TESTIMONIO DE VIDA

Por supuesto, el Señor enseñó con su propia vivencia cómo era que debían comportarse los demás. Nadie podía reprocharle alguna incoherencia entre lo que hacía y lo que predicaba.

Además, siempre demostró misericordia y compasión con los más desvalidos. Y con ello, los demás comprobaban que venía de Padre:

Si no hago las obras de mi Padre, no me crean; pero si las hago, crean en las obras, aunque no me crean a mí. Así reconocerán y sabrán que el Padre está en mí y yo en el Padre. (Jn 10, 37-38)

4. CON LA FORMACIÓN DE DISCÍPULOS

Por último, todo esto lo transmitió a sus Apóstoles y a los demás discípulos que creyeron en Él. Porque claramente los dijo que tendría que irse, por eso era necesario dejar a quienes continuaran con su obra.

Después subió a la montaña y llamó a su lado a los que quiso. Ellos fueron hacia él, y Jesús instituyó a doce para que estuvieran con él, y para enviarlos a predicar con el poder de expulsar a los demonios. Mc 3, 13-15

Tres años bastaron para que estuvieran dispuestos a ir por el mundo a predicar y a dar la vida por Jesús y la naciente Iglesia. Y a ellos, se unieron miles y luego millones, hasta llegar a nuestros días.

Ya sabemos, entonces, qué nos toca hacer. Que Dios nos ayude para cumplir con su voluntad.

Mónica Muñoz

Fuente: Aleteia