El gran Jubileo 2025 inaugurado por la Iglesia Católica bajo el título de Peregrinos de la Esperanza, invita a todos los fieles a reflexionar sobre lo que significa vivir la esperanza cristiana en medio de un mundo lleno de desafíos y dificultades.
Fieles católicos ven la imagen de Jesús en la cruz. Crédito: ThalesAntonio / Shutterstock |
El P. Alberto explicó que, como cristianos, debemos mantener una
esperanza dirigida, principalmente, a “alcanzar la paz”, tanto en el alma como
en la sociedad: “Esperanza en que mejorarán las cosas”.
Sin embargo, destacó que Jesús nos invita a mirar más allá de la
realidad terrenal. “Lo que nos anuncia Jesús es otro reino: Mi reino
no es de este mundo. Es decir, que aquí estamos de paso y hay unas
características humanas, con pecados, con guerras, con odios, con todas esas
cosas. Pero los cristianos debemos ver las cosas con esperanza”.
El perdón: La clave para entender la esperanza
La clave para entender esta esperanza de paz, según el P.
Alberto, radica en el perdón. Recordó las enseñanzas de Juan Pablo II, quien
afirmaba que “la paz pasa por el perdón”. “Si no hay perdón, no hay paz. Tanto
en países, en guerras, como ahora en el Oriente. Si no hay perdón, no hay paz”,
enfatizó. Para el sacerdote, la paz verdadera comienza en el corazón de cada
individuo, y ese proceso empieza con el perdón hacia los demás.
El perdón, para el P. Alberto, no es sólo una virtud abstracta,
sino una acción concreta que impacta nuestras relaciones y nuestra paz
interior. “En el Padre Nuestro decimos, 'perdona nuestras ofensas, como
nosotros perdonamos a los que nos ofenden'. Perdonar, ser perdonado,
experimentar el perdón, eso es lo que tenemos que descubrir”.
El camino hacia la paz, agregó, comienza con una profunda
limpieza del corazón. El P. Alberto recordó las bienaventuranzas, especialmente
la que dice “Bienaventurados los limpios de corazón, porque ellos verán a
Dios”.
“¿Cómo puedo ver a Dios si estoy con el corazón lleno de
rencores, resentimientos, envidias, deseos de mal, venganzas? No hay manera”,
reflexionó, e invitó a los fieles a examinar su interior y liberarse de
cualquier sentimiento negativo.
Además, destacó que el perdón y la paz no sólo deben ser vividos
a nivel personal, sino que deben extenderse a la vida social y familiar. “Si no
limpias eso, no tendrás paz en ti, ni sembrarás paz alrededor”, advirtió,
resaltando que cada cristiano tiene que ser un “sembrador de paz y de alegría”,
tal como enseñaba San Josemaría Escrivá, fundador del Opus Dei.
Para lograr esto, instó a los fieles a aprovechar el tiempo de
Navidad, para hacer un propósito de reconciliación y perdón. “Examinar: ¿tengo
algo contra alguien? Perdonar y rezar por esas personas”, recomendó.
“La esperanza verdadera entra a través del perdón que nos lleva a la
paz, para poder compartir esa paz y esa alegría con los demás”, concluyó.
Por Diego López Marina
Fuente: ACI