Con el año nuevo hacemos propósitos para progresar, sin embargo ¿tomas en cuenta la parte espiritual? te damos ideas para que hagas un plan para el 2025
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Y aunque todo lo anterior suene fabuloso, es casi
es seguro que, para la cuestión espiritual, no tenemos ni un renglón, mucho
menos un plan espiritual que vaya más allá de obtener logros.
Por si no tienes idea de por dónde empezar, aquí te damos algunas ideas.
1.- Haz un examen general de conciencia
Para comenzar, es muy recomendable dar un repaso a nuestra vida desde que tenemos memoria hasta el día actual. Esto nos servirá para dos cosas: hacer una buena confesión y descubrir qué es lo que debemos modificar.
2.-
Prepara un planificador
Lo que no tiene orden no acaba bien. Una agenda,
pizarrón o calendario con espacios para anotar puede ser muy útil; ¡hasta una
app en tu teléfono te pueden servir!
De lo que se trata es de apuntar las actividades
que realizarás para cumplir tus objetivos.
Por ejemplo: después de mi examen general de
conciencia (enero 1), agendar la confesión (enero 5). Esta actividad se puede
agendar cada primer domingo de mes.
Otro ejemplo puede ser rezar el santo rosario todos los sábados. Entonces, anotarás el día y la hora en el planificador.
3.- Agenda días para evaluar
Evaluar los avances es un paso importantísimo para que haya un verdadero progreso. De este modo vigilarás tus pasos y tendrás la oportunidad de sincerarte para retomar el camino, si es que no has podido cumplir con tu objetivo.
4.- Escribe objetivos y metas alcanzables
En la vida organizacional, se trabaja por objetivos y se acomodan metas cada cierto tiempo, las que ayudarán a lograr el objetivo principal.
Por ejemplo: si te propones combatir algún defecto
de tu carácter, vencer un pecado o abandonar un vicio, lo primero que debes
anotar es: "En 2025 modificaré mis hábitos para vencer este pecado -
vicio, defecto -". Ese es tu objetivo.
Después describe cómo lo harás. "Dejaré de ir
a tal lugar al que iba estos días", y en su lugar, pondrás una actividad
que supla tu antigua costumbre: "Iré a Misa", "haré una visita
al Santísimo", "leeré un pasaje bíblico en familia"... la
creatividad es tu límite.
Cada tres meses puedes apuntar una meta, por ejemplo: "Este día habré alcanzado el 25 % de mi objetivo. 5 p.m. Reunión con mi familia para dar gracias a Dios con una oración". Y así, escribirás hasta llegar al final del año.
5.- Pon todo tu empeño
Desde el comienzo, convéncete de poner todo lo que
esté de tu parte para cambiar; nadie más que tú verás los beneficios, pero por
añadidura, la situación familiar mejorará indiscutiblemente.
Porque si queremos que las cosas vayan bien, un
simple cambio de actitud de nuestra parte aliviará la tensión de nuestro
entorno. No podemos exigir a los demás lo que no estemos dispuestos a hacer
nosotros.
Y al final, el empeño que pongamos para superar
nuestra conducta será recompensada por Dios, porque todos nuestros actos serán
bendecidos en abundancia. Que esa sea nuestra mayor motivación para el año que
comienza.
Recuerda que estamos en un Año Jubilar en el que habrá muchas
oportunidades para ganar la indulgencia plenaria con peregrinaciones y pasando por las puertas
santas abiertas en todo el mundo.
¡Feliz Año Nuevo 2025!
Mónica
Muñoz
Fuente: Aleteia