¿Ha nacido Jesús en mi corazón?
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Dominicas de Lerma |
Hola, buenos
días, hoy Israel nos lleva al Señor. Que pases un feliz día.
Hablando con
una amiga, me dijo que le gustaría que Jesús naciera en su corazón y que no
sabía si lo había experimentado alguna vez.
La verdad es
que aquella conversación me llevó a orar, porque es cierto que, en estos días,
escuchamos ese deseo: “que Jesús nazca en nuestro corazón”. Pero, ¿qué
significa realmente? Así que se lo pregunté al Señor, convencida de que es una
experiencia que Él nos quiere regalar.
Lo que está
claro es que, aquella primera Navidad, el Señor eligió un lugar inimaginable
para la razón humana. ¿Un Rey en un establo? ¿El Mesías esperado durante
siglos, entre pajas y animales?
En todo Belén,
solo encontraron espacio en un establo, y Jesús tuvo un pesebre por cuna. Pero
a Dios no se le escapa nada. En realidad, Él quiso asumir esta realidad,
mostrándonos que no necesita un lugar perfecto, sino un corazón abierto.
Además, cuando
quiso anunciar Su llegada, no eligió a los más entendidos del pueblo escogido.
En cambio, envió a Su ejército celestial a los más sencillos: los pastores. El
Señor sabía que ellos no lo racionalizarían todo, sino que se asombrarían, y su
corazón estallaría en alabanzas al Señor. ¡Qué alegría debieron sentir al
saberse elegidos precisamente ellos!
Con ellos, el
Señor nos muestra que quiere regalarnos la Alegría, que nos escoge para
descubrirle, y que, para que eso ocurra, solo necesita un corazón sencillo que
sepa acoger Su Palabra y dejarse asombrar por ella.
¡Qué feliz se
vive cuando uno se sabe escogido así por Él, cuidado y protegido por todo un
Dios que ha venido a salvarnos! Esa experiencia es un don del Espíritu Santo,
que obra una transformación dentro de nosotros. Nos regala un corazón nuevo que
disfruta, que vive en la alegría, y que confía plenamente en Quien
verdaderamente tiene el control.
Entonces, ¿cómo
sé si Jesús ha nacido en mi corazón? Pues... saberlo, saberlo... Los pastores
no necesitaron saberlo. Simplemente comenzaron a dar gloria a Dios y a
compartir con todos aquella Alegría.
Hoy el reto del
amor es rezar unos minutos ante el Niño Jesús. Pídele un corazón abierto y
sencillo: abierto para recibirle por donde Él quiera venir, y sencillo para
disfrutar del Misterio y vivir sumergido en él.
VIVE DE CRISTO
¡Feliz día!
27 diciembre
2024
Fuente: Dominicas de Lerma