En la audiencia con los miembros de la Congregación de los Sagrados Corazones de Jesús y María, el Papa ha invitado a los religiosos y religiosas a seguir fielmente su misión en un mundo que necesita esperanza, haciendo del amor de Dios encarnado en Jesús una realidad presente
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Foto: Vatican Media. Dominio público |
Ante ellos, el Papa ha resaltado la importancia de vivir la misión religiosa con autenticidad y arraigo en el Evangelio. En su discurso en español, el Pontífice ha señalado que el objetivo de un capítulo general no parte de «una lógica humana o una necesidad institucional», sino de una verdadera «exigencia de la sequela Christi», es decir, el seguimiento a Cristo. Los seguidores de Jesús tienen que saber «escuchar atentamente lo que el Espíritu Santo nos va sugiriendo para vivir con fidelidad la identidad y la misión propias de la congregación».
Así, ha recordado a los presentes que su misión debe estar profundamente conectada con el amor de Dios encarnado en Jesús, especialmente a través del servicio a los más necesitados. En este sentido, el Santo Padre ha destacado la oración eucarística y reparadora como elementos esenciales en su vocación: «Como los discípulos, están llamados a dar oídos a la voz de Jesús, a profundizar en su contemplación y a ser capaces de vivir y anunciar el amor de Dios encarnado en Él».
Uno de los puntos más resonantes de la audiencia fue la referencia a la necesidad de una «renovada primavera» dentro de la congregación. El Papa ha dicho que solo a través de un seguimiento fiel a Cristo y una apertura al Espíritu Santo, las estructuras de la congregación podrán renovarse y reflejar el carisma en el mundo contemporáneo. En sus palabras: «Que los Sagrados Corazones de Jesús y de María los impulsen a encontrar formas siempre nuevas de testimonio».
Esta renovación, según el Papa, no consiste únicamente en aprender una doctrina, sino en asumir un modo de vida comprometido y en constante discernimiento. Por ello, ha destacado la importancia de la oración y de detenerse «un largo rato en oración» como un elemento clave para reavivar el fuego del Espíritu.
El concepto «renovada primavera» es una expresión que Francisco usa para hacer una clara referencia a la «primavera de la Iglesia» asociada con el Concilio Vaticano II. De hecho, ya usó un concepto similar en 2019, en su video del mes misionero extraordinario, donde habló de una «nueva primavera misionera», destacando la necesidad de revitalizar la misión de la Iglesia en las periferias sociales y culturales del mundo.
En concordancia con lo anterior, el Papa ha hecho una reflexión espontánea sobre el carisma de la Congregación, describiéndolo como un «estilo evangélico», en el que el Evangelio nunca se agota y siempre ofrece nuevas posibilidades. «El carisma es el estilo que una congregación tiene, el estilo evangélico; porque el Evangelio es inagotable, por eso da posibilidad a todos», ha enfatizado el Pontífice, haciendo eco de la necesidad de adaptar ese carisma a los tiempos actuales.
Francisco ha instado así a los religiosos y religiosas presentes a ser portadores de esperanza en un mundo lleno de desafíos. Les ha recordado que el carisma fundacional de su Congregación se basa en un servicio generoso hacia los más necesitados, y que es en ese servicio donde encontrarán la verdadera fidelidad a su vocación. «Deben mostrar a los demás a Jesús, no a nosotros mismos, porque para todos, hoy y siempre, nuestra única esperanza está en el Señor», ha señalado Francisco, subrayando que la figura de la Virgen María es un ejemplo clave para este tipo de misión.
El Papa ha pedido oraciones por él y ha mostrado su cercanía espiritual a todos los presentes. «Recen por mí, ¡pero recen a favor, no en contra!», ha dicho desatando una sonrisa entre los asistentes.
Victoria
Isabel Cardiel C.
Fuente:
Alfa y Omega