La fiesta de la Sagrada Familia es una hermosa manera, dentro de la Octava de Navidad, de honrar a la familia humana a la que perteneció Jesús.
Vitral con imagen de la Sagrada Familia. Crédito: Nancy Bauer / Shutterstock. |
Entonces,
¿cómo puede una familia común hoy seguir el modelo de la Sagrada Familia?
A continuación se presentan cinco formas, todas
basadas en conceptos del libro “El libro de oración para padres cansados:
Maneras prácticas de crecer en el amor de Dios y llevar a su familia al cielo”.
1. Seguir juntos las leyes
de Dios. La
Santísima Virgen María y San José eran judíos fieles. Los Santos Evangelios nos
dicen que José era “un hombre justo” (Mateo 1,19) y que María se llamó
a sí misma “la esclava del Señor”. La Sagrada Familia mantuvo prácticas judías,
entre ellas, ir al Templo de Jerusalén (Lucas 2,41-52) y criar a Jesús
según la ley rabínica.
A
nosotros también se nos ha ordenado seguir la Ley del Señor. Como familia,
sigan los Diez Mandamientos y concéntrense en las áreas en las que saben que su
familia necesita mejorar, en particular, poner a Dios en primer lugar; honrar
el Nombre del Señor; guardar el domingo como el Día del Señor; practicar la
honestidad y la castidad; y no codiciar los bienes del prójimo.
También
incluye seguir los preceptos
de la Iglesia y al igual que la Sagrada Familia, esforcémonos
por hacer más que el mínimo indispensable trabajando para darle a Dios lo
mejor.
2. Poner en práctica juntos las virtudes. No hay duda de que la
Sagrada Familia practicaba la virtud. Sabemos que Jesús y María no tenían
pecado, por lo que eso representa a dos de cada tres miembros, y la Letanía
de San José llama a José “casto guardián… celoso defensor… justísimo…
castísimo… prudentísimo… valentísimo… espejo de paciencia…”, y así
sucesivamente.
En
nuestra propia vida, examinemos las maneras en que podemos crecer en la virtud:
¿cómo podemos ser más pacientes, generosos, afables, obedientes, humildes,
caritativos y prudentes? ¿Y cómo podemos enseñar a nuestros hijos a hacer lo
mismo? Cuando nos esforzamos por vivir virtuosamente, como lo hizo la Sagrada
Familia, descubriremos que nuestra propia familia también se parece más a
ellos.
3. Servir y protegerse los
unos a los otros. María y San José fueron fieles en sus deberes como padres,
y nosotros debemos recordar hacer lo mismo. Esto no debería hacer falta
decirlo, pero existe una gran necesidad en la época actual de proteger a
nuestro cónyuge y a nuestros hijos de los peligros del mundo, especialmente de
los peligros espirituales. Debemos proteger a nuestras familias con la misma
urgencia con la que San José y la Santísima Virgen protegieron al Niño Jesús de
la persecución de Herodes.
4. Mantener a Cristo en el centro. La Sagrada Familia era
la Sagrada Familia por su relación con Jesucristo. ¿Y nosotros? ¿Mantenemos a
Cristo en el centro de nuestras propias familias? ¿Oramos juntos como familia?
¿Orientamos nuestras vidas en torno a Dios? ¿Vivimos cada momento con amor a
Dios y en su servicio?
5. Llevar a otros a Jesús. Nuestro deber
primordial como cónyuges/padres católicos es santificar a nuestro cónyuge y a
nuestros hijos. Lo que descubriremos es cómo, en nuestros esfuerzos por criar a
nuestra propia familia santa, inspiramos y alentamos a otras familias a hacer
lo mismo. Pase tiempo con otras familias que luchan por la santidad y sea una
luz para ellas. Hable sobre las formas en que cada familia puede crecer. Vayan
a misa juntos y disfruten de la comunión después. Celebren las fiestas
litúrgicas. Juntos, entonces, todos podremos esforzarnos por alcanzar el cielo.
Por Debbie
Cowden
Fuente: ACI