Un micro compendio de los atributos de Dios que nos presenta la Sagrada Escritura (Yo soy…), la Iglesia (Él es…) y que pretende suscitar una respuesta a la pregunta: ¿cómo describes tú a Dios? (Tú eres…)
Predrag Lukic | Shutterstock |
Cuando acudimos
a una reunión social es bastante común que el amigo anfitrión nos presente a
sus otros amigos; y para hacerlo, nos presentará algo de su historia y
atributos.
Atributo es
una palabra de origen latino que la Real Academia de la Lengua define como:
“Cada una de las cualidades o propiedades de un ser”.
¿Cómo es
Dios?
Todas las
personas, de todas las culturas y épocas, nos hemos preguntado acerca de Dios.
Sorprende que las respuestas sean más o menos coincidentes. Esto es así pues
todos somos obra original de Dios que, en su amor y poder infinitos, nos ha
hecho “a su imagen y semejanza” (Gn 1,26). Tal elemento común nos lleva a
buscar a Dios como respuesta a una búsqueda anterior y persistente: la de Dios
por nosotros.
Esta búsqueda
llega a su feliz término en el encuentro y plenitud de la encarnación del
Verbo; es decir, en su incursión en nuestra historia; en su vida, testimonio y
enseñanzas; en su anuncio del Reino, en sus signos y milagros; en su amorosa
pasión (no solo dolorosa); en su resurrección redentora; en su gloriosa
Ascensión a los cielos; y en su promesa de segunda venida; aunque,
misteriosamente, sabemos y podemos experimentar que nunca se fue del todo pues
se quedó plenamente en la Iglesia (Cuerpo místico, cuya cabeza es Él) y en el
“Pan de cada día” que pedimos en el Padrenuestro (Cuerpo eucarístico).
Y si ahora
quisiéramos que alguien nos dijera algo acerca de este sorprendente, fascinante
e inabarcable Amigo, podríamos lograrlo a través del conocimiento de sus
atributos.
"Yo
soy"… Dios se nos revela en la Sagrada Escritura
La Biblia
guarda numerosos textos que nos presentan diferentes atributos de Dios. Entre
ellos destacan las autoafirmaciones de Dios sobre Sí mismo. Los famosos: “Yo
soy…”. Estos son solo algunos:
- “Yo soy el
que soy” (Ex 3,14-15). Este nombre es el que Yahvé mismo da a Moisés cuando
este le pregunta su nombre. “Yo soy” denota el atributo de eternidad. Jesús se
hace partícipe de este mismo nombre y atributo (Cf. Jn 8,58).
- “Sean, pues,
santos porque yo soy santo” (Lv 11,45).
- “Yo soy la
luz del mundo; el que me siga no caminará en la oscuridad, sino que tendrá la
luz de la vida.” (Jn 8,12).
- “Yo soy la
puerta; si uno entra por mí, estará a salvo…” (Jn 10,9).
- “Yo soy el
buen pastor. El buen pastor da su vida por las ovejas” (Jn 10,11).
- “Yo soy el
camino, la verdad y la vida. Nadie va al Padre sino por mi” (Jn 14,6).
- "Yo soy
la vid, ustedes los sarmientos. El que permanece en mí, y yo en él, da mucho
fruto" (Jn 15, 5).
Él es… La
Iglesia nos revela a Dios
El magisterio
de la Iglesia, fundado en la Sagrada Escritura y ratificado en la Tradición, la
reflexión teológica y filosófica bimilenaria, junto con la experiencia de los
santos místicos, nos revela algunos otros atributos de Dios. Una muestra de
ellos, no exhaustiva, nos enseña que:
1. Dios es
amor
Esta es la más
exacta y sublime definición de Dios. Es atributo, esencia, expresión natural y
vía para conocerle. “Quien no ama no ha conocido a Dios, porque Dios es Amor”
(1 Jn 4,8)
2. Dios es
omnipotente
Su poder es
ilimitado. Es soberano conforme a su santa, perfecta y preciosa voluntad.
Gobierna y es Señor de todo y de todos. “Jesús, mirándolos fijamente, dijo:
'Para los hombres eso es imposible, mas para Dios todo es posible'” (Mt 19,26).
3. Dios es
santo
Dios es
absolutamente santo, perfectamente puro, ajeno a todo pecado y mancha; sin
defecto ni maldad. “Y (los Serafines) se gritaban el uno al otro:
'Santo, santo, santo, Yahveh Sebaot: llena está toda la tierra de su gloria'”
(Is 6,3).
4. Dios es
eterno
No tiene
principio ni fin; no está sujeto al tiempo (Cronos). “¿Es que no lo sabes? ¿Es
que no lo has oído? Que Dios desde siempre es Yahveh, creador de los confines
de la tierra, que no se cansa ni se fatiga, y cuya inteligencia es
inescrutable” (Is 40,28).
5. Dios es
omnisciente
En efecto, Dios
lo sabe todo pues es creador de todo. Nada hay que escape a su conocimiento.
Nos conoce de manera perfecta, singular, completa e íntima, mucho mejor de lo
que nosotros mismos nos conocemos. “¿No se venden dos pajarillos por un as?
Pues bien, ni uno de ellos caerá en tierra sin el consentimiento de vuestro
Padre. En cuanto a vosotros, hasta los cabellos de vuestra cabeza están todos
contados. No temáis, pues; vosotros valéis más que muchos pajarillos (Mt
10,29-31).
6. Dios es
bueno
Su bondad y
misericordia son perfectas, incondicionales e inagotables. La cruz es prueba de
ello. “... bueno es Yahveh para con todos, y sus ternuras sobre todas sus
obras" (Sal 145,9).
7. Dios es
fiel
Su amor por
nosotros es constante a pesar de nuestras faltas. Siempre cumple su Palabra.
“Has de saber, pues, que Yahveh tu Dios es el Dios verdadero, el Dios
verdadero, el Dios fiel que guarda la alianza y el amor por mil generaciones a
los que le aman y guardan sus mandamientos…” (Dt 7,9).
8. Dios es
justo
Dios juzga con
equidad y es recto en todas su decisiones. No traiciona. “El (Yahveh) es la
Roca, su obra es consumada, pues todos sus caminos son justicia. Es Dios de la
lealtad, no de perfidia, es justo y recto” (Dt 32,4).
9. Dios es
sabio
En efecto,
tiene un conocimiento perfecto de todo cuanto existe. “¡Oh abismo de la
riqueza, de la sabiduría y de la ciencia de Dios! ¡Cuán insondables son sus
designios e inescrutables sus caminos! En efecto, ¿quién conoció el pensamiento
de Señor? O ¿quién fue su consejero? O ¿quién le dio primero que tenga derecho
a la recompensa? Porque de él, por él y para él son todas las cosas. ¡A Él la
gloria por los siglos! Amén” (Rm 11,33-35).
10. Dios es
omnipresente
Está en todo
lugar, pasado, presente y futuro. Nada ni nadie escapa a su presencia. ”¿A
dónde iré yo lejos de tu espíritu, a dónde de tu rostro podré huir? Si hasta
los cielos subo, allí estás tú, si en el seol me acuesto, allí te encuentras.
Si tomo las alas de la aurora, si voy a parar a lo último del mar, también allí
tu mano me conduce, tu diestra me aprehende. Aunque diga: «¡Me cubra al menos
la tiniebla, y la noche sea en torno a mí un ceñidor, ni la misma tiniebla es
tenebrosa para ti, y la noche es luminosa como el día” (Sal 139, 7-12).
11. Dios es
inmutable
Esto significa
que no cambia; es el mismo ayer, hoy y siempre. Todos sus atributos fueron, son
y serán eternos. “Desde antiguo, fundaste tú la tierra, y los cielos son la
obra de tus manos; ellos perecen, mas tú quedas, todos ellos como la ropa se
desgastan, como un vestido los mudas tú, y se mudan. Pero tú siempre el mismo,
no tienen fin tus años” (Sal 102, 26-28).
Tú eres…
¿Cómo describes tú a Dios?
Nada de todo lo
anterior tendría sentido existencial si no llegamos a responder a esta última
pregunta; por ello regresamos al ejemplo con el que iniciamos estas líneas: no
basta que un amigo nos hable de los atributos del otro amigo que nos ha
presentado para realmente conocerle. Es necesario experimentarlo en la amistad.
Con Dios pasa lo mismo. Para conocerlo no basta con leer de Él, sino tratarlo a Él en la amistad –así nos describe Santa Teresa de Jesús lo que es la oración mental: “un trato de amistad estando muchas veces a solas con quien sabemos nos ama” (V. 8,5)–; encontrarnos cotidianamente con Él en su Palabra viva, en los sacramentos –particularmente la Sagrada Eucaristía– y en el prójimo; dejarnos seducir por Él, conquistar por Él, enamorar por Él. Sólo así podremos pasar del simple conocimiento intelectual a la experiencia más gozosa y plena de toda la vida.
Luis Carlos Frías
Fuente: Aleteia