La priora de las Hermanitas, Discípulas del Cordero de Francia recuerda los años que le tomó a la Iglesia reconocer las vocaciones religiosas de mujeres con síndrome de Down.
Dominio público |
Con
ocasión de la Semana Nacional de Concienciación Vocacional en Estados Unidos,
que se celebra del 3 al 9 de noviembre, la priora de una comunidad
contemplativa en Francia recuerda el tiempo que le tomó a la Iglesia reconocer
la vocación religiosa de mujeres con síndrome de Down.
Hoy, casi 40 años después, la madre Line dice que la comunidad
de las Hermanitas, Discípulas del Cordero, está prosperando, acogiendo tanto a
hermanas religiosas con síndrome de Down como a hermanas sin esta condición.
«Dios habla al corazón de todos», dijo la madre Line a CNA.
La comunidad se encuentra en Le Blanc, en la región de Indre,
Francia, donde se ha establecido desde 1995. Las Hermanitas residen en un
priorato en el campo francés y llevan una vida de oración y trabajo. Además contaban
con el apoyo del Dr.
Jérôme Lejeune, descubridor de la causa del Síndrome de Down. Es
la primera comunidad en la Iglesia Católica que invita a mujeres con síndrome
de Down a unirse a la vida religiosa.
La comunidad fue fundada en 1985. La hermana Veronique, quien
tiene síndrome de Down, había sido rechazada por varias comunidades religiosas,
pero continuó sintiéndose llamada a la vida religiosa. Entonces conoció a la
madre Line, quien recuerda que, antes de ser religiosa, buscaba una vocación
junto a «los pequeños».
Ambas mujeres comenzaron su comunidad en un pequeño pueblo de
Touraine. En 1999, se establecieron como instituto religioso de vida
contemplativa y, más adelante, se trasladaron a Le Blanc. Hoy, hay nueve
hermanas y una postulante estadounidense en la orden. La comunidad también
incluye mujeres sin síndrome de Down que colaboran apoyando a todas las
hermanas.
Las miembros de la comunidad se dedican a la «oración y el
trabajo», combinando su vida contemplativa de oración con el trabajo diario en
una granja donde producen muchos productos completamente naturales.
El carisma de la comunidad es «una vida entregada a los más
pequeños y a los más pobres», y las hermanas se inspiran en Santa Teresa del
Niño Jesús y San Benito para su guía espiritual.
«Nuestros guías espirituales son Santa Teresa del Niño Jesús
—hacer todas las cosas pequeñas con amor— y San Benito: Ora et labora, “reza y
trabaja”», explicó la madre Line. «El trabajo da equilibrio a las Hermanitas».
El día a día de la comunidad incluye la misa diaria y oraciones,
combinadas con actividades laborales. Las hermanas se mantienen ocupadas
cultivando jardines, tejiendo bufandas y bolsas, y creando infusiones herbales.
También tienen una granja de abejas para producir miel y hacen cerámica. Este
año lanzaron su nuevo producto: una línea de cosméticos y productos para el
cuidado de la piel.
«Hemos desarrollado un cultivo de plantas medicinales y
fabricado cosméticos de alta gama», comentó la madre Line. «Son cien por ciento
naturales, enviados por toda Europa, y quizá algún día a América».
Las hermanas lanzaron su línea de cuidado de la piel, que
incluye bálsamos y sueros, en la fiesta de Nuestra Señora de Lourdes a
principios de este año, con el lema «La gota de amor para tu piel». Aunque no
cubre completamente los gastos de su misión, la venta de una variedad de
productos en su sitio web ayuda a que el monasterio sea más autosuficiente y
también contribuye a equilibrar la oración y el trabajo para las hermanas.
«Es importante para las hermanas con síndrome de Down ayudarlas
a crecer en algo que las realice: la naturaleza y la oración proporcionan el
equilibrio adecuado», comentó la madre Line.
Las hermanas destilan rosas en un cultivo de 700 rosales
damascenos y otras plantas aromáticas, comentó. Un vecino del priorato les
vendió un campo al jubilarse, lo que permitió a las Hermanitas plantar un campo
de rosales damascenos. Este tipo raro de rosa se utiliza como aroma en sus
brumas y productos de cuidado de la piel.
«Nuestra marca se llama Still’Amoris, que significa “la gota de
amor”», dijo la madre Line. «Esto permite que las hermanitas difundan el amor
que las personas con síndrome de Down aportan al mundo y le recuerda al mundo
que este es el amor más importante».
Hace dos años, la madre Line hizo un llamado a mujeres
estadounidenses para que consideraran una vocación con las Hermanitas, tanto a
mujeres con síndrome de Down como sin ella. Contó a CNA que las estadounidenses
tienen una visión diferente sobre las personas con síndrome de Down en
comparación con los europeos.
«En Estados Unidos, se les considera como seres humanos»,
explicó la madre Line. «En Europa, la mayoría de las personas con síndrome de
Down van a vivir a instituciones. Es correcto que en Estados Unidos las
personas con síndrome de Down se queden en su familia».
La priora destacó la prevalencia del aborto en Europa, donde la
cantidad de niños nacidos con síndrome de Down ha disminuido en un 11 % en las
últimas décadas debido al aumento de las pruebas prenatales. Los médicos
aconsejan abortar cuando las pruebas indican síndrome de Down.
«En Europa y Francia, el aborto está omnipresente, especialmente
en el caso de los niños con síndrome de Down: ya no tienen derecho a vivir en
Francia y Europa», comentó la madre Line.
Estados Unidos enfrenta un problema similar: 1 de cada 700 niños
nacidos en EE. UU. tiene síndrome de Down, pero, según el Instituto Nacional de
Salud, entre el 67 % y el 85 % de los niños no nacidos con síndrome de Down son
abortados.
«Es una lástima que el equipo médico diga que será una carga
para la familia, cuando el niño con síndrome de Down une a toda la familia:
tienen un don para esto porque traen amor», añadió la madre Line.
La madre Line dijo que cree que los niños con síndrome de Down
«tienen un mensaje para el mundo» y agregó: «Estamos seguros de que Dios nunca
abandonará a los pequeños».
Una de las monjas, durante un evento en el Vaticano, dio
las gracias a Dios por no haber sido abortada.
Fuente: CNRegister/InfoCatólica