La verdadera solución
Dominicas de Lerma |
Hola, buenos
días, hoy Israel nos lleva al Señor. Que pases un feliz día.
Llevaba tiempo
queriendo limpiar a fondo el horno del pan. Así que, aprovechando que estábamos
de limpieza en la cocina, bajé a darle una pasada.
Cogí el cubo
que estaba utilizando para la limpieza y traté de frotar un poco con el
estropajo… ¡como si no hubiera hecho nada!
—¿Pero el pan
puede manchar tanto? —me preguntaba, atónita.
En ese momento
recordé un comentario que le había escuchado a una amiga unos días antes:
“Cuando te manchas, si lo quitas enseguida no cuesta nada, pero si lo dejas…”
¡Era tal cual!
Aquello estaba bien incrustado y ahora necesitaba una buena limpieza. Así que
fui por el spray desengrasante y apliqué el producto por todas partes. Después
de dejarlo actuar, ya se quitaba un poco mejor. Repetí la operación unas
cuantas veces.
El resultado
final fue muy bueno, ¡quedó como nuevo! Pero lo que me dejó aún más satisfecha
fue la enseñanza de aquella jornada. Cuántas cosas pasan por nuestro corazón
dejando huella, cuántas veces nos caen encima esas “manchas”… Esto es tan
humano que no siempre lo podremos evitar.
“El Señor
modeló cada corazón y comprende todas sus acciones” (Sal 32), pero Él no quiere
que nos quedemos “manchados”, o heridos, o caídos… Sino que está ahí
precisamente para limpiarnos, para salvarnos, para hacernos nuevos, para que
podamos funcionar a pleno rendimiento.
Y Él nos regala
un “spray desincrustante”: la sencillez de corazón. Esa sencillez para abrir
los oídos y que nos puedan decir las cosas, la sencillez de los pequeños que
tienen bien despierto el asombro y disfrutan con lo de los demás; y, a la vez,
esa sencillez que nos hace fuertes porque nos sabemos del todo Suyos. ¡La
sencillez desincrusta todo lo que se ha ido pegando a nuestro corazón!
Hoy el reto del
amor es dejar que Cristo te haga nuevo. Para Él, nada es imposible, y sin
embargo, toda su omnipotencia se detiene ante ti esperando tu respuesta: ¿le
dejas actuar en ti? Si le dejamos, aplicará ese spray en nosotros para
renovarnos: la sencillez de corazón.
VIVE DE CRISTO
¡Feliz día!
11 noviembre
2024