Las Edades del Hombre, el Arzobispado de Valladolid y la Junta de Castilla y León organizan una muestra conjunta de estos dos grandes maestros de la imaginería española
Foto: Junta de Castilla y León |
El consejero de
Cultura, Turismo y Deporte de Castilla y León, Gonzalo Santonja, inauguró el
pasado lunes la exposición Gregorio Fernández – Martínez Montañés: El
arte nuevo de hacer imágenes, sobre estos dos grandes autores de la
imaginería de nuestro país. La muestra, que permanecerá en la catedral de
Valladolid hasta el 2 de marzo de 2025, contó con la asistencia en su apertura
del arzobispo de Valladolid, Luis Argüello, y del presidente de la Fundación Las Edades del Hombre, Abilio
Martínez, obispo de Osma-Soria.
La iniciativa
ofrece un diálogo entre Gregorio Fernández, heredero de Alonso Berruguete y
Juan de Juni, y máximo exponente de la escuela castellana de escultura, y Juan
Martínez Montañés, figura cumbre de la escuela sevillana de imaginería. Ambos
maestros, pertenecientes a una misma generación y dentro de unas mismas
coordenadas de pensamiento, llevaron el arte escultórico a uno de sus momentos
más brillantes, impulsando el paso desde la estética del manierismo final, a la
barroca naturalista en las décadas iniciales del siglo XVII.
La exposición
consta de 68 piezas de ambos autores y se articula a través de un preámbulo y
seis bloques temáticos que acercan al visitante a las biografías, los trabajos,
los talleres y al legado de estos artistas coetáneos, que marcaron un antes y
un después en el arte escultórico del Siglo de Oro español y cuya fama se
extendió por toda Europa y hasta América.
Para uno de los
comisarios de la nuestra, el catedrático de Historia del Arte Jesús Palomero,
ambos artistas «son las dos grandes figuras del siglo XVII y casi de toda la
imaginería española», hasta el punto de que «cambiaron la forma de
representarnos a Dios y crearon un arte nuevo a la hora de hacer
imágenes».
Palomero sitúa
su obra en el contexto de la peste que asoló la península a finales del siglo
XVI. «Fue algo tremendo, que diezmó la población en muchas ciudades y causó un
gran impacto en todo el mundo», explica. «Se necesitaban unos nuevos modelos de
Dios», abunda, porque «ese Dios adusto y lejano ya no valía, hacía falta
recuperar la confianza, tener ante uno un nuevo rostro
de Dios».
En este
sentido, tanto Gregorio Fernández como Martínez Montañés «crearon un tipo
físico de Dios que marcó la devoción de la gente en los siglos siguientes. Y a
partir de sus imágenes es como seguimos viendo el rostro de Dios aún
hoy».
Ese nuevo
estilo lo concretaron en «figuras humanas que bajo apariencia del natural
ofrecen una imagen idealizada del bien. Son altos y esbeltos, guardan un canon
armónico en sus proporciones y además son verosímiles y decorosos». Pero lo más
importante es que «nada más verlos provocan la devoción e invitan a rezar, que
es lo que distingue a un imaginero de un escultor».
Por este
motivo, ambos son «la gran contribución española a la historia del arte
universal gracias a la madera policromada de sus figuras». Es todo lo que se
podrá ver estos meses en la catedral de Valladolid, «algo histórico e
irrepetible», concluye.
El cartel
Cartel Edades del Hombre |
La imagen de presentación de la muestra ofrece ya lo que va a ser su contenido. Lo conforman el Ecce Homo de Gregorio Fernández y el San Jerónimo penitente de Martínez Montañés, dos ejemplos de la profunda espiritualidad que destilaban las imágenes de ambos en un Barroco que se abría a la representación más realista de la fe cristiana.
Juan Luis Vázquez Díaz-Mayordomo
Fuente: Alfa y Omega