Aunque, durante la Misa, no estemos desempeñando una función particular, estamos llamados a participar a nuestra manera
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Puede ser
tentador pensar que si no estamos haciendo algo activamente en la Misa, no
estamos "participando" en lo que está ocurriendo. Sin embargo, la
Iglesia se mantiene firme en su creencia de que todos participan en la Misa,
aunque esa participación sea desde los bancos.
Todo el
Cuerpo de Cristo participa
El Catecismo de
la Iglesia Católica explica que todo el Cuerpo de Cristo participa en cada
liturgia.
"Es toda
la comunidad, el Cuerpo de Cristo unido a su Cabeza, la que celebra. 'Los
servicios litúrgicos no son funciones privadas, sino celebraciones de la
Iglesia que es sacramento de unidad, es decir, el pueblo santo unido y
organizado bajo la autoridad de los obispos. Por tanto, los servicios
litúrgicos pertenecen a todo el Cuerpo de la Iglesia. Lo manifiestan y tienen
efectos sobre él. Pero tocan a los miembros individuales de la Iglesia de
diferentes maneras, dependiendo de sus órdenes, su papel en los servicios
litúrgicos y su participación real en ellos".
(CEC 1140)
Sin embargo,
esto no significa que todos participen de la misma manera, o que sean llamados
a la misma función.
"Pero 'no
todos los miembros tienen la misma función'. Ciertos miembros son llamados por
Dios, en y a través de la Iglesia, a un servicio especial de la comunidad.
Estos servidores son elegidos y consagrados por el sacramento del Orden, por el
que el Espíritu Santo les capacita para actuar en la persona de Cristo cabeza,
al servicio de todos los miembros de la Iglesia. El ministro ordenado es, por
así decirlo, un "icono" de Cristo sacerdote. Puesto que es en la
Eucaristía donde el sacramento de la Iglesia se hace plenamente visible, es en
su presidencia de la Eucaristía donde el ministerio del obispo es más evidente,
así como, en comunión con él, el ministerio de los presbíteros y diáconos.
(CEC 1142)
Cada uno
según su función
Es importante
saber que el Espíritu Santo actúa a través de todos, no solo del sacerdote, y
que cada uno de nosotros está llamado a participar a su manera.
"Así, en
la celebración de los sacramentos, toda la asamblea es 'liturgo', cada cual
según su función, pero en "la unidad del Espíritu" que actúa en
todos. 'En las celebraciones litúrgicas, cada cual, ministro o fiel, al
desempeñar su oficio, hará todo y solo aquello
que le corresponde según la naturaleza de la acción y las normas
litúrgicas'".
(CEC 1144)
No tenemos que
servir o leer una lectura para participar en la Misa. Nuestra presencia y
participación espiritual nos permite unirnos al Cuerpo de Cristo y elevar
nuestros corazones a Dios en alabanza.
Philip Kosloski
Fuente:
Aleteia