Hace 50 años, la banda terrorista asesinó a 13 personas en la calle del Correo. Quien fue capellán del Hospital 12 de Octubre cuenta cómo fueron esos días
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Foto: ABC |
«Aquellos días hubo
muchos movimientos de emergencia de un lado para otro y muchas familias
religiosas nos llamaban», recuerda Valeriano Antolín, quien era capellán del
Hospital Universitario 12 de Octubre cuando ETA atentó en la calle del Correo, hace hoy 50 años. Fue el
primer ataque de la banda terrorista en Madrid y su primera operación
indiscriminada contra civiles, un episodio que se cobró la vida de 13 personas
e hirió a otras 70.
Aquel 13 de septiembre,
la banda terrorista plantó una bomba en los baños de la cafetería Rolando, a
tan solo unos metros de la Dirección General de Seguridad. Cuando el aparato
explosivo estalló, nueve personas fallecieron inmediatamente y otras cuatro en
los días sucesivos. Los sacerdotes madrileños entonces se movilizaron a toda
prisa, asistieron a las víctimas en peor estado hasta sus últimos momentos y
prestaron apoyo espiritual a los mutilados que pudieron salvar la vida. Fue un
atentado que jamás fue juzgado y que ETA no reconoció hasta 2018.
Antolín, hoy jubilado y
quien atendió desde el Hospital 12 de Octubre a las víctimas de otros muchos
atentados de ETA y del yihadismo el 11 de marzo de 2004, cuenta que «un
capellán tiene que estar dispuesto a ver a las familias». También días después
del suceso, que es a menudo cuando «las familias te llaman y hay que estar
abierto para ellos». Explica que no se atiende del mismo modo a creyentes y a
quienes no lo son y que «a veces es necesario actuar como psicólogo y otras
como capellán». Pero en cualquier caso, «en ese momento es muy importante tener
un campo en el que poder ayudar porque las familias confían en los capellanes».
Este sacerdote de la
archidiócesis de Madrid cuenta que no estuvo solo, pues el hospital contaba
entonces con otros dos capellanes que se movilizaron por el terreno: Bonifacio
Velázquez y Domingo Eladio Navarro Castillo.
Por su parte, el
ayuntamiento de la capital ha organizado este viernes un homenaje a las
víctimas. Durante un acto en el que ha participado la vicealcaldesa Inma Sanz,
esta ha asegurado que «recordar a las víctimas del terrorismo es un deber que nos corresponde a todos los
ciudadanos y, en especial, a todas las instituciones democráticas». Algo
especialmente necesario porque «frente al olvido selectivo que algunos
quisieran, recordar es un deber».
Es una reivindicación
que comparte José Luis Segovia, vicario Pastoral de la archidiócesis de Madrid.
En declaraciones a este semanario, advierte de que «los pueblos que olvidan la
barbarie pierden su destino y están condenados a volverla a padecer». Califica
asimismo como «salto atroz», la estrategia que en 1974 abordó la banda
terrorista, a la que sus miembros llamaban «socialización del sufrimiento» y
que consistía en la elaboración de «atentados indiscriminados que incluían la
muerte de niños». A juicio de Segovia, el asesinato de civiles fue «expresión
de cómo la violencia introduce una deriva perversa hacia la deshumanización».
Finalmente, asegura que «mantener vivo el recuerdo de las víctimas dignifica a
la sociedad y hace de dique de contención frente a la barbarie que denunció con
su vida Jesús, el Príncipe de la Paz».
Rodrigo Moreno Quicios
Fuente: Alfa y Omega