Tú también das fruto
Dominicas de Lerma |
Hola, buenos
días, hoy Israel nos lleva al Señor. Que pases un feliz día.
Las ramas de
nuestra higuera están completamente vencidas por el peso. Es por el fruto que
tiene; está completamente repleta de higos, pero como aún casi todos están
verdes, no se puede aliviar ese peso.
¡Los higos me
encantan! Quizá sea la fruta que más me guste… Así que, en estos días de
finales del verano, no me cuesta nada darme un paseo por las tardes para ver si
encuentro algún higo maduro. ¡Y siempre encuentro alguno! Cada tarde puedo
coger uno o dos… y a la vez dejo algunos que sé que estarán listos al día
siguiente.
Ayer mismo,
mientras inclinaba una de sus ramas para alcanzar el fruto maduro, me daba
cuenta de que cada día de nuestra vida es como una higuera. El Señor la llena
de fruto, y lo nuestro es disfrutar del fruto maduro de cada día. ¡Esas son las
gracias que Él tiene preparadas para hoy!
Hay muchísimas
más, y están ahí, pero hoy necesito aprender a disfrutar las de hoy. Es cierto
que, a veces, hay que asomarse entre “las hojas y las ramas” para “verlas”.
Porque no todos los días son iguales, ni nosotros estamos igual todos los días.
Pero sí podemos contar con la certeza de que el Señor siempre está, y que Él
mismo ha dispuesto “el fruto” para cada día.
Creo que a
Jesús también le gustaban muchísimo los higos, porque en el Evangelio se enfada
cuando, al asomarse a una higuera (fuera de temporada), no encontró higos en
ella. ¿No será que Jesús quería expresar esto mismo? Con Él en nuestra vida,
siempre habrá un pequeño fruto, para nosotros o para quien pase a nuestro lado.
¡Aunque pensemos que estamos “fuera de temporada”!
Hoy, el reto
del amor es recoger “un fruto” y agradecérselo al Señor. Tu vida, alimentada
por el Espíritu del Señor, está dando frutos. ¿Has descubierto ya alguno?
VIVE DE CRISTO
¡Feliz día!
13 septiembre
2024
Fuente: Dominicas de Lerma