El régimen cubano ha asfixiado a la Iglesia a lo largo de siete décadas, y ACN pide ayuda para sostenerla
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Un sacerdote celebra misa en plena calle de Cuba. |
Eso convierte a Cuba en uno de los países
del mundo con mayor ratio de católicos por sacerdote: 20.872
fieles por presbítero. En España –que ya no es precisamente el semillero
vocacional de antaño– toca a un sacerdote por cada 2.342
habitantes, casi nueve veces
menos, según los datos del Anuario Pontificio de 2022.
Por eso, la
fundación pontificia Ayuda a la Iglesia
Necesitada (ACN, por sus siglas en inglés), ha presentado este jueves
en Madrid su campaña La Iglesia en Cuba, donde
contigo nada es imposible, «porque queremos ayudar a la Iglesia
cubana en la evangelización», como ha explicado en rueda de prensa José María Gallardo, director de ACN España.
El año pasado, la fundación pontificia destinó
1.490.940€ a apoyar la Iglesia del país caribeño. Los sacerdotes
necesitan ser sostenidos materialmente y afrontar gastos en sus parroquias,
pero los fieles no pueden apoyarles, según ha explicado ACN.
Monseñor Emilio Aranguren, presidente de los obispos cubanos, ha agradecido
el trabajo de ACN por esta nueva campaña. «Nuestra Iglesia es sinodal, unida,
viva, atenta, pero también es una Iglesia pobre», ha explicado. «La Iglesia en Cuba es una Iglesia que permanece,
como un faro que está firme, que anuncia a las personas que
están en desconsuelo. Esa luz atrae y orienta», ha añadido.
Los laicos, un pilar
«Ver a muchos niños y adultos pedir
los sacramentos en las zonas más inaccesibles, donde la comunidad está atendida
por un diácono permanente porque no hay sacerdotes, es ver el gran compromiso
de los laicos con la Iglesia», ha destacado en la presentación de la
campaña Miguel Ángel Fernández, diácono permanente cubano,
actualmente en la archidiócesis de Madrid.
De
hecho, la Iglesia del país se sostiene, en gran medida, gracias a los 3.700 agentes de pastoral que colaboran activamente en la evangelización, la
catequesis, la formación, la visita a enfermos y otras muchas tareas. En
numerosas localidades, los laicos ofrecen sus propias casas para instalar
pequeñas capillas para celebrar la misa, administrar sacramentos y tener un
lugar de oración.
Álex Navajas
Fuente: El Debate