“CON LA EUCARISTÍA, NO HAY SUEÑO QUE NO PODAMOS CUMPLIR… SI COINCIDE CON LOS SUEÑOS DE DIOS”

Ganador del premio de teología Ratzinger 2023, el padre Pablo Blanco conversó con Aleteia sobre la extraordinaria belleza de la Eucaristía a unos días del 53° Congreso Eucarístico Internacional, en el que será ponente

Catherine Leblanc / Godong. Dominio público
Participará como ponente en el 53°Congreso Eucarístico Internacional que se realizará del 8 al 15 de septiembre en Ecuador. Lo hará como ponente en el área de Teología, una donde es un particular referente mundial. No en vano ostenta el premio Ratzinger 2023, considerado el reconocimiento de mayor prestigio en todo el planeta en la materia.

Se trata del sacerdote y teólogo español Pablo Blanco, quien conversó en exclusiva con Aleteia acerca de cuál es la mayor riqueza teológica que posee la eucaristía; y también para comentar su opinión experta en cuanto a lo que ello significa en un mundo signado por conflictos, convulsión política y guerras.

“La Eucaristía contiene todos los misterios cristianos, desde la creación a la bienaventuranza eterna. Es el cielo en la tierra, el momento en que estamos más cerca de Dios. Es como tocar el cielo casi con los dedos”, señala.

“La eucaristía contiene -la actualiza- toda la Pascua del Señor, desde la última cena, hasta la cruz y la resurrección. Es estar asistiendo a esos acontecimientos en primera fila. Es como una Semana Santa en miniatura, como todo el tiempo pascual en una sola celebración”, agrega.

“Por eso la eucaristía es, en palabras del Concilio Vaticano II, ‘la fuente y la cumbre de la vida cristiana’” (cf SC 10), concluye el padre Blanco.

“La eucaristía es también fuente de fraternidad”

Consultado con respecto al mensaje que envía al mundo un congreso eucarístico en momentos de tanta tensión política y guerra, señala que “la Eucaristía es también fuente de fraternidad, como reza el lema del congreso eucarístico. Cuando, por ejemplo, no podemos querer a una persona, podemos pedirlo en la Eucaristía y Dios ensanchará nuestro corazón. Cuando no podemos perdonar, hemos de pedir ese perdón en la comunión”.

Abunda el sacerdote que la Eucaristía “puede ser también la fuente de la paz. Cuando Juan Pablo II celebró la Misa bajo una intensa nevada en Sarajevo en 1997, no se alcanzó la paz. Pero volvió a pedirla en la procesión del Corpus Christi con la expresividad que él tenía y, contra todo pronóstico, se firmó esa paz”.

Ahora bien, “¿podemos nosotros alcanzar la paz en Ucrania o en Gaza con nuestras peticiones en la eucaristía?”, se cuestiona. Y su respuesta es igual de contundente y directa:

“En ella está toda la fuerza. Benedicto XVI la comparaba con la fusión nuclear, la energía limpia e inagotable, como la que tiene el sol. La energía -la gracia- está allí. Depende también de nosotros lo que obtengamos de la Eucaristía”.

Un curioso mensaje para los jóvenes

El joven teólogo también tiene un mensaje para los jóvenes: “Aprovechen esta fuente inagotable de energía para sus sueños y sus dificultades del día a día, como invita el Papa Francisco”.

"Con la Eucaristía no hay reto o sueño que no podamos cumplir"

Les advierte que “a veces podemos desanimarnos, sobre todo si nos apoyamos en nuestras propias fuerzas”. Sin embargo, también les da una solución: “La eucaristía es como las lembas de Frodo o la poción mágica de Astérix, pero de modo real. Porque en ella se contiene a Cristo entero, con su cuerpo, su sangre, su alma y su divinidad. Tenemos la eucaristía y, con ella, no hay reto o sueño que no podamos cumplir, siempre y cuando estos coincidan con los sueños de Dios, como repite el Papa”.

“Conozcan lo que aman”

Aleteia le preguntó al padre Pablo -persona con profundos estudios que comparte su tiempo académico con el tiempo pastoral en un altar- qué es lo que más le atrae de ambos espacios donde hace vida. Esto es lo que respondió:

“Gracias por lo de profundos... (se ríe). Pero es verdad que no podría decir gran cosa si no me alimentara a diario de la Eucaristía. Ciertamente explico esta asignatura, pero sin la celebración diaria de la Eucaristía, me quedaría en pura teoría”.

“También es verdad que el conocimiento alimenta el amor. ‘Un gran amor es hijo de un gran conocimiento’, decía Leonardo Da Vinci. Y muchas veces leyendo o explicando en clase tengo que expresar mi agradecimiento a Dios por esta gran don”.

“De modo que he aquí una última advertencia para los jóvenes: conozcan lo que aman. Así verán cómo no se aburren en Misa...”

Carlos Zapata 

Fuente: Aleteia