Cimientos de esperanza
Dominicas de Lerma |
Hola, buenos
días, hoy Sión nos lleva al Señor. Que pases un feliz día.
Hace unos años
planté un pequeño rosal. Cuando ya había agarrado y comenzaba a crecer tan
contento, hubo una obra en el monasterio, y las carretillas con escombros
salían justo a su lado.
Tuve miedo de
que le pudiera caer algo encima, por lo que decidí protegerlo. Encontré un cubo
de metal y se lo puse a modo de “casco”. Esa misma tarde descubrí que el
pobrecillo había sido abrasado por el sol: ¡el metal hizo de invernadero y se
achicharró!
Han pasado un
par de años, pero ayer, al salir a la huerta, ¡me encontré con la sorpresa de
que ha vuelto a brotar! Se ve que, a pesar de sus hojas quemadas, sus raíces
estaban bien vivas, ¡y ha logrado reponerse!
Lo mismo nos
sucede a nosotros: las ramas de nuestro corazón están expuestas a frío, calor…
¡podemos enfrentar mil tormentas en un solo día! Y, tal vez, también nos
podemos sentir nuestras hojas mustias…
Sin embargo, la
clave para que nuestro corazón brote de nuevo, ¡está en las raíces!
Para poder
mantener nuestro rosal verde, necesitamos que nuestras raíces estén fuertemente
arraigadas en Cristo. ¡Fíjate! Las raíces están ocultas, pero esa parte
escondida es la que sostiene todo lo demás.
Del mismo modo,
en la intimidad de tu oración, en tu rato “oculto” con el Señor, tu corazón
recibe todo el sustento y fuerza que necesita. Tal vez aún no veas grandes
cambios y creas como yo que el rosal está muerto, pero el Resucitado sabe que,
lo que Él ha sembrado, aunque hoy esté escondido, ¡un día brotará!
“Cierra la
puerta y ora a tu Padre, que está en lo secreto, y tu Padre, que ve en lo
secreto, te lo recompensará” (Mt 6, 6).
Hoy el reto del
amor es reservar un rato para estar a solas con Cristo. Tal vez te parezca que
es “enterrar” tu tiempo (¡con todo lo que hay que hacer!), pero así fortaleces
tus raíces, ¡y no habrá tormenta que pueda vencer tu rosal!
VIVE DE CRISTO
¡Feliz día!
18 agosto 2024
Fuente: Dominicas de Lerma