La Iglesia
Católica no eligió el domingo como día de culto, sino que recibió esa
instrucción de Dios mismo y ha sido fiel a este mandato desde el principio.
La elección del
domingo es única, ya que supone una ruptura con la tradición judía, que
considera el sábado como día de culto.
Simbolismo
del domingo
El Catecismo de la
Iglesia Católica resume algunos de los simbolismos del domingo
como día para adorar a Dios:
«Según una
tradición transmitida por los Apóstoles y que tiene su origen en el mismo día
de la Resurrección de Cristo , la Iglesia celebra el misterio pascual
cada séptimo día, día que con razón se llama día del Señor o domingo». El día
de la Resurrección de Cristo es a la vez el primer día de la semana ,
memorial del primer día de la creación , y el « octavo
día », en el que Cristo, después de su «descanso» en el gran
sábado, inaugura el «día que hizo el Señor », el «día que no
conoce tarde». La Cena del Señor es su centro, pues allí toda la comunidad de
los fieles encuentra al Señor resucitado que los invita a su banquete.
CIC 1166
San Jerónimo
comenta la importancia de este día y su conexión con el “sol”:
El día del
Señor, el día de la Resurrección, el día de los cristianos, es nuestro día. Se
llama día del Señor porque en él el Señor resucitó victorioso ante el
Padre. Si los paganos lo llaman «día del sol», nosotros estamos de
acuerdo, porque hoy resurge la luz del mundo, hoy se revela el sol de justicia
con sus rayos de sanación.
Además, es un
día específicamente diseñado para la celebración de la Misa y es el momento
culminante de la semana:
El domingo es
el día por excelencia de la asamblea litúrgica , en el que los
fieles se reúnen "para escuchar la palabra de Dios y participar en la
Eucaristía, recordando así la pasión, resurrección y gloria del Señor Jesús, y
dando gracias a Dios que 'los hizo renacer, por la resurrección de Jesucristo de
entre los muertos', para una esperanza viva".
CIC 1167
El Oficio
siríaco de Antioquía recuerda poéticamente la belleza del culto dominical:
Cuando
meditamos, oh Cristo, en las maravillas realizadas en este día, domingo de tu
santa resurrección, decimos: « Bendito sea el domingo, porque en él
comenzó la creación... la salvación del mundo... la renovación del género
humano... El domingo el cielo y la tierra se alegraron y todo el universo se
llenó de luz ... Bendito sea el domingo, porque en él se abrieron las
puertas del paraíso para que Adán y todos los exiliados pudieran entrar en él
sin temor.
El domingo es
un gran regalo para nosotros y debería ser un día en el que asistamos a misa y
adoremos a Dios con todo nuestro ser.
Philip Kosloski
Fuente: Aleteia