El famoso cantante católico de origen nicaragüense, Tony Meléndez, que no tiene brazos y toca la guitarra con los pies, comparte su historia de fe, esperanza y superación; y recuerda cómo el beso que le dio San Juan Pablo II le cambió la vida.
Tony Meléndez y San Juan Pablo II / Tony Meléndez y su guitarra Crédito: Cortesía del archivo personal de Tony Meléndez |
“Nunca
pensé que mi música me iba a llevar a un nivel en el que estoy cantándole al
Papa Juan Pablo II. Yo tenía 25 años y fue un honor estar allí. Yo fui un
regalo que le dieron de los jóvenes de aquí, de Los Ángeles (…). Fue algo muy
lindo ese día”, relató.
“Recuerdo
al Papa al frente, los jóvenes detrás, y a 6.000 millones viéndome en la
televisión. Y se brinca el Papa del stage y viene y me da un
beso. Y es algo que de verdad me cambió la vida”, recordó Meléndez con una
sonrisa.
En
aquella oportunidad, San Juan Pablo II le dirigió estas palabras a un muy
emocionado Meléndez: “Tony eres realmente un joven valiente. Nos estás dando
esperanza a todos nosotros. Mi deseo para ti es que sigas dando esperanza a
toda la gente”.
“Nadie de verdad conocía a Tony
Meléndez, pero después que él me besó, el mundo me vio y
empezaron a llamarme”, agregó el cantautor, que años después, en el programa
chileno De Pé a Pá, recordaría que fueron en
total seis veces las que pudo encontrarse personalmente con Juan Pablo II.
Tras
esa experiencia, prosigue el cantautor, ha podido llegar a 45 países y a todos
los estados de Estados Unidos.
Tony
Meléndez compartió que comenzó a cantar siendo pequeño, pero con la guitarra
recién a los 16 años, porque sus pies tenían que crecer para poder tocarla. De
sus padres surgió el gusto por la música, especialmente de su papá que era
quien tocaba la guitarra en la familia.
Al
ser preguntado sobre qué mensaje podría dar a las personas que tienen
dificultades, el cantante católico que hace un par de años sufrió la muerte de
uno de sus hijos, respondió: “Me están viendo, no tengo brazos. Hay muchas
personas que dicen, ‘ay pobrecito Tony’, ¿pero quieres vivir con gente o tú
mismo diciendo pobrecito?”.
“Yo
no podría vivir así. Yo quería conocer, quería cantar, quería viajar, quería
rezar, quería ir a la Misa, quería salir con amigos. Yo tenía ese gozo, yo creo
en el corazón y Dios me dio el don de poder cantar y abrir los ojos a lo que
estaba enfrente. Y me bendijo él en una manera muy linda”, añadió.
Meléndez
también destacó la importancia de mantener un balance entre la familia y el
trabajo, teniendo siempre a Dios presente en la vida
Cuando EWTN Noticias preguntó sobre un consejo que podría
darle a los jóvenes, Meléndez contestó que “la vida no es fácil y siempre
tenemos que seguir ayudando, apoyando”, participando activamente de la vida de
la Iglesia y buscando siempre a Dios para “cambiar el corazón” y “dándole un
poquito de tiempo” al Señor.
Por Walter
Sánchez Silva
Fuente: ACI