Los milagros siguen existiendo, incluso en medio de la tragedia. La prueba la vemos en este pueblo localizado apenas a media hora de Madrid, Moraleja de Enmedio.
Formas Incorruptas. Dominio público |
En el pueblo
de Moraleja de Enmedio, encontramos una parroquia llena de fe en la posibilidad
de los milagros. La Parroquia de San Millán es testigo desde la
consagración de unas formas eucarísticas en 1936 de un milagro eucarístico.
Las presentes formas, a pesar de los tiempos tan complejos que atravesó el
país, sobrevivieron, según dice el párroco de la parroquia Rafael Tomás Ferrer,
gracias a "una
fe heroica de hermanos, gente sencilla que se han jugado la vida por amor a la
eucaristía, la suya, la de sus hijos y la de sus nietos".
Un
sacerdote, Roberto
García Trejo, el 10 de enero de 1935 profetizó dicho milagro poco antes de
fallecer. La historia de este milagro se remonta al 16 de
julio 1936, con
el comienzo de la Guerra Civil. El párroco del momento dejó un
testimonio escrito de su vivencia al respecto. En este explicaba un momento
único en el que al partir la forma se escuchó por la megafonía de la parroquia,
generando en los fieles un momento de alabanza y oración inolvidables. Consagró 100 formas pero la tensión del
momento le obligó a huir con la ayuda del alcalde Rufino Valverde Díaz,
perteneciente a Frente Popular. Este prestó al párroco ropas de pastor para
pasar desapercibido.
El 29 de julio de 1936 las formas quedaron en
manos de la madre de Don Joaquín, por entonces párroco del pueblo, con
la orden de que fueran dadas a las Marías de los Sagrarios. Pasaron por las
manos de varios feligreses de la parroquia hasta que finalmente doña Isabel,
la cual tuvo que esconder
las formas bajo tierra ya que el pueblo tuvo que ser
evacuado y por los registros que se dieron en su casa. Finalmente, el 5 de febrero de 1937 las formas se
devolvieron a la parroquia de San Millán donde son custodiados en la
actualidad.
A
finales de noviembre de 1938, las formas enterradas bajo tierra fueron
desenterradas descubriendo que estaban intactas. Tras múltiples visitas para
examinar las formas en todos los sentidos e innumerables peregrinaciones, de
las 24 formas incorruptas quedan 16. La Archidiócesis de Madrid y la de Getafe
cada vez que se ha probado alguna forma han verificado su estado delante de
testigos. Hoy permanecen en un copón lacrado de cristal para permitir la
visibilidad.
El
actual párroco, hablando de dichos gestos expresa el orgullo que siente el pueblo al tener
una historia que en todo momento ha entregado la vida por la eucaristía, por
Dios mismo.
Fuente: ECCLESIA