La sección juvenil de la Adoración Nocturna Española (ANE), una realidad que fue fundada hace casi 150 años, acaba de celebrar su XX Encuentro Nacional, en el que han tratado de reforzar y profundizar en su vocación.
Un sacerdote sostiene la custodia con el Santísimo Sacramento. Crédito: Cathopic. Dominio público |
El
encuentro ha contado con la ayuda del vicario general de Pastoral y vicario
para el clero de la Archidiócesis de Pamplona-Tudela, Miguel Larrambebere, y
del vicedirector espiritual de ANE, el sacerdote Juan Manuel Melendo.
Javier
Ruiz, responsable de la sección juvenil de ANE, explica a ACI Prensa que la
adoración nocturna consiste en “una vocación específica a velar mientras la
gente está descansando, que tiene un trasfondo sacrificial y de expiación por
las ofensas y los pecados contra el Santísimo Sacramento”.
Ruiz
subraya que esta dimensión expiatoria “es una parte muy importante de nuestra
vocación, que lamentablemente se olvida”.
La
ANE cuenta con unos 17.000 adoradores distribuidos en
las distintas diócesis que se comprometen a realizar un turno mensual de
adoración que, en principio, debe durar toda la noche, aunque no siempre es
posible según las circunstancias.
El
lugar también varía: “Hay diócesis donde casi todos los turnos se hacen en una
capilla que incluso puede ser propiedad de ANE, esta fue la idea originaria.
Pero desde hace varias décadas se ha ido extendiendo a las parroquias, donde
suelen incardinarse grupos de adoradores”, explica Ruiz.
Además,
cada año litúrgico se celebran tres vigilias extraordinarias con motivo del
Corpus Christi, el Jueves Santo y el Día de los fieles difuntos.
Adoración nocturna: La noche, tiempo de salvación
El
P. Larrambebere abordó en su ponencia el significado del lema del vigésimo
encuentro juvenil de ANE, explicando que “la noche es un espacio que sugiere
inseguridad” y que con frecuencia “la oscuridad de la noche sirve para olvidar
los frenos morales”. Sin embargo, enfatizó, “Dios puede llenar de sentido la
noche”.
Esto
es posible en primera instancia debido al silencio nocturno, “un espacio
privilegiado para la oración, para descansar en Dios”. También porque el tiempo
en que el sol queda oculto “es vehículo para la manifestación de Dios a los
hombres”.
Así,
detalló numerosas ocasiones en las que se hace patente durante la noche la
acción de Dios a lo largo de la historia de la salvación, tanto en el Antiguo
Testamento como en el Nuevo, destacando momentos clave.
Así,
llamó la atención en particular sobre la noche de Pascua en la que el pueblo
judío es liberado de la esclavitud de Egipto y emprende el éxodo y la noche de
la Pasión del Señor que comienza con la institución de la Eucaristía en la
Última Cena.
El
P. Larrambebere expuso a los presentes que “desde entonces, las tinieblas no
pueden vencer nunca, porque ha habido una noche luminosa como el sol. El sol,
que es Cristo, se ha alzado y disipado todas las tinieblas de la noche de la
humanidad”, lo que queda reflejado en el pregón pascual, recordó.
Al
final de su intervención, el vicario general de Pastoral de la archidiócesis
navarra animó a los presentes a interiorizar que el adorador nocturno tiene
“una gracia especial, un carisma especial de entender que el Señor está ahí en
la Eucaristía y que merece la pena estar con Él”.
Al
tiempo, exhortó a que esa gracia no se quede en lo personal, sino que a la
adoración “traemos todo el mundo con nosotros. Y queremos que esto inunde el
mundo y que la noche del mundo, la noche de la familia, la noche de la
educación, la noche de las leyes, la noche de los medios de comunicación, la
noche de las relaciones internacionales, queden inundadas de esta luz de Cristo
resucitado, vivo en la Eucaristía”.
Por Nicolás
de Cárdenas
Fuente: ACI