Mi ángel de la guarda. Él, es fiel y me ama
Buenos
días, hoy Matilde nos lleva al Señor. Qué pases un feliz día.
Después
de la oración de completas, ya al anochecer, nos preparamos para el descanso
nocturno. Pero, antes,
algunas de nosotras, quieren recibir también la bendición
especial del Señor.
Diréis:
“¡Vaya, toda la corte celestial queréis que acuda a la cita de vuestro sueño!”.
Pues, ¡no imagináis la paz que nos da tal oración y bendición de Dios!.
Pero,
yo quería comentaros que, cuando cito al ángel de la guarda que, extiende sus
alas para protegernos, no puedo evitar que me venga a la mente nuestra pareja
de cigüeñas que, en la espadaña del convento, pone cada año su nido. Ahí están
la mayor parte del día, silenciosas y erguidas.
Mas,
llegan los días en que pone la hembra los huevos y los incuba. El macho
cigüeña, extiende con mucha frecuencia sus alas enormes y lo hace con una gran
majestad. Sobre todo, cuando ya aparecen dos o tres cabecitas blancas de los
cigoñinos que, también hacen sus pinitos de volar.
Este
ave tan grande, me recuerda la protección poderosa y siempre vigilante, de mi
ángel de la guarda. Sé que, él vela porque mí Dios, así se lo encomendó y él es
mi fiel amigo, también mientras duermo bajo sus alas.
Hoy
el reto del amor es ponerme, con gratitud, bajo las alas y las plumas de mi
ángel de la guarda;
Él es fiel y me ama.
VIVE
DE CRISTO.
¡Feliz
día!
08
junio
2024
Fuente: Dominicas de Lerma