Seamos pan partido para los demás
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Como la entrega de Jesús en el pan partido, en el cáliz ofrecido, Francisco
invita, en el Ángelus de la Solemnidad de Corpus Christi, a ser personas que ya
no viven para sí mismas, en la lógica de la posesión y del consumo, sino que
saben hacer de su vida un don para los demás.
“Convertirnos
en lo que comemos, ser «eucarísticos»”. A esto estamos llamados, a ser
personas, como Jesús, que ya no viven para sí mismas, que se convierten en pan
partido para los demás, que superan egoísmos, que se abren al amor, que
comparten fraternidad, talentos, sufrimientos y recursos con los necesitados.
Para el Papa Francisco, esta solemnidad de Corpus Christi, que en Italia y
otros países del mundo se celebra este domingo, nos recuerda que la Eucaristía
es ante todo un don, porque Jesús toma el pan no para consumirlo solo, sino
para partirlo y darlo a los discípulos, revelando así su identidad y su misión.
En sus
palabras antes del rezo mariano del Ángelus, ante miles de fieles y peregrinos
en la Plaza de San Pedro desafiando la lluvia, el Santo Padre pone de relieve
ese gesto de entrega que en la última Cena, como recuerda el Evangelio de hoy,
Jesús realiza, en el pan partido y en el cáliz ofrecido a los discípulos, es Él
mismo quien se entrega por toda la humanidad y se ofrece por la vida del
mundo”.
“No retuvo
para sí la vida, sino que nos la dio; no consideró su ser de Dios como un
tesoro celoso, sino que se despojó de su gloria para compartir nuestra
humanidad y hacernos entrar en la vida eterna. Jesús hizo donación de toda su
vida”.
Seamos pan
partido para los demás
El Pontífice
subraya que al celebrar la Eucaristía y comer este Pan, como hacemos
especialmente los domingos, no es un acto de culto desvinculado de la vida o un
mero momento de consuelo personal; pues Jesús al tomar el pan, partirlo y
darlo, en comunión con él, nos hace capaces de convertirnos en pan partido para
los demás, o como decía San León Magno, a convertirnos en lo que comemos.
“A esto
estamos llamados: a convertirnos en lo que comemos, a ser «eucarísticos», es
decir, personas que ya no viven para sí mismas, en la lógica de la posesión y
del consumo, sino que saben hacer de su vida un don para los demás”.
En este
contexto, Francisco reitera que, gracias a la Eucaristía, nos convertimos en
profetas y constructores de un mundo nuevo:
“Cuando
superamos el egoísmo y nos abrimos al amor, cuando cultivamos los lazos de
fraternidad, cuando compartimos los sufrimientos de nuestros hermanos y
compartimos nuestro pan y nuestros recursos con los necesitados, cuando ponemos
nuestros talentos a disposición de todos, entonces partimos el pan de nuestra
vida como Jesús”.
¿Me gasto por
los demás?
Como de
costumbre al final de la alocución antes del Ángelus, el Papa pone a las fieles
cuestiones que invitan a una reflexión, esta vez, sobre cuánto somos capaces de
hacernos don y pan partido como Jesús.
“Preguntémonos
entonces: ¿Guardo mi vida sólo para mí o la doy como Jesús? ¿Me gasto por los
demás o me encierro en mi pequeño yo? Y, en las situaciones cotidianas, ¿sé
compartir o busco siempre mi propio interés?
Y es a la
Virgen María, que acogió a Jesús, Pan bajado del Cielo, y se entregó
enteramente con Él, a la que el Santo Padre pide que nos dirijamos, para que
nos ayude también a nosotros a convertirnos en don de amor, unidos a Jesús en
la Eucaristía.
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