Cobo también agradeció la labor de los misioneros de recordar al mundo y a la Iglesia que "merece la pena dar ese paso adelante", remarcando también a los misioneros que "no van solos"
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El pasado domingo, el cardenal arzobispo de Madrid, José Cobo, presidió la misa de envío de
los nuevos misioneros que dedicarán el próximo curso o años a llevar
el Evangelio por el mundo, uniéndose así a los 564 misioneros madrileños repartidos en 86 países.
Durante su homilía, el cardenal recordó a los presentes que el
significado del éxito y ascenso cristiano es muy distinto al que se escucha
desde la infancia, cuando se dice que "lo bueno es ascender y ser reconocidos". Hablando de
los discípulos, remarcó cómo Jesús hace con ellos un proceso de ascenso
"muy peculiar" que consiste en "llegar al corazón del mundo desde Belén, desde la cruz y la
resurrección. Llegar al corazón del mundo, ese es el objetivo de la
ascensión", remarcó en la festividad litúrgica homónima celebrada el
domingo.
El éxito misionero, eliminar
el mal allá donde esté
Cobo también agradeció la labor de los misioneros de recordar al
mundo y a la Iglesia que "merece la pena dar ese paso adelante",
remarcando también a los misioneros que "no van solos".
"Cuando uno camina con la Iglesia y se lanza a la misión
también hay dificultades, nos gustaría estar allí también. Todo bautizado está
llamado a la misión en la Iglesia. La misión la realizamos conjuntamente, nunca
individualmente. Los misioneros no sois enviados a comunicar vosotros mismos, sino que
el centro es ofrecer a Cristo en vuestras palabras y acciones", recordó.
Por último, reiteró que el éxito de la misión es "eliminar el mal allí donde esté"
y que, por eso, "donde hay un misionero, el mal se aleja. Sois las manos
de Cristo para sanar y para tocar las enfermedades de nuestro mundo. Somos
enviados para esto. Sentid que no estáis solos".
Próximo matrimonio misionero
Dos de esos nuevos misioneros son especialmente jóvenes, y muy
pronto, también un nuevo matrimonio. Con solo 26 y 25 años, Gloria Rey y Pablo de Mergelina anunciaron
que se casarán el próximo 12 de octubre, el mismo día que serán enviados por
los siguientes tres años a
Tanzania.
En el caso de Gloria, menciona al portal de la
Archidiócesis de Madrid que quedó profundamente marcada por el
testimonio misionero de sus tíos. Cuando volvían de misiones, dice, "nos
contaban a la familia lo que habían vivido y me llamaba la atención la felicidad que transmitían. Mi
único pensamiento era que quería
vivir esa experiencia".
Tenía solo 18 años cuando se encaminó por primera vez a la
selva amazónica de Perú.
"Fue una experiencia increíble y me enamoré de la misión. Nuestra labor era
pastoral, íbamos a casa de los enfermos a dar la comunión y me
impresionaba cómo nos acogían", recuerda.
Dios, oración y familia
misionera, el motor
Cuando concluyo aquella primera experiencia misionera, la joven
confiesa que no quería regresar a la "zona de confort y dejar a las
personas que había conocido. Volver
a Madrid me cambió la mirada y la actitud, siendo más agradecida y
valorar más lo que tengo y sobre todo a Dios; siendo la oración el motor de cada día".
La joven remarca el agradecimiento a su familia por todo lo
aprendido y celebra con alegría descubrir que también Pablo ha sido llamado a
la misión y poder formar juntos "una familia misionera".
"Es un regalo. [Cada vez que] Pablo y yo oímos hablar de
misión, nuestro corazón arde y brota de alegría. Siempre he admirado la vida y
entrega de los misioneros. Me llena de alegría ver que en unos meses podré
entregarla como ellos", agrega.
Pablo, su prometido, se muestra igual de efusivo respecto a su
futuro misionero. Una ilusión que comenzó hace años, sorprendiéndose de que la gente pudiese renunciar a todo por la
misión, y que ahora ha mutado, llamándole la atención "que tan poca
gente responda sí a la llamada".
En su caso, su primer destino misionero fue Etiopía, donde ya el primer
día pudo visitar un orfanato construido por las Misioneras de la Caridad, dando
cobijo a 140 niños.
"Fue el
día más feliz de mi vida, pero también con el que más sufrimiento he
sentido, porque conocí de cerca lo que vivían cada día estos pequeños",
concluye.
J. M. C.
Fuente: Religión en Libertad