«Nos ha acogido con una ternura especial», afirma la delegada de Pastoral Penitenciaria de Madrid tras el encuentro
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Foto cedida por María Yela |
«Han sido más de dos horas y media en las que el Papa ha ido
hablando con todos, uno a uno, preguntando e interesándose por nuestras vidas»,
cuenta María Yela, delegada de Pastoral Penitenciaria de Madrid, tras el
encuentro mantenido el jueves por la tarde en Roma entre el Papa y varias
familias e internos de la prisión de Navalcarnero, cuya pastoral corre a cargo
de la diócesis de Getafe.
Yela, que califica la experiencia de «impresionante», forma parte
del grupo de pastoral penitenciaria que visita estos días la Ciudad Eterna, y
que engloba a 22 personas entre internos y sus familias —«madres, padres,
esposas, hijos», dice—, el capellán de Navalcarnero, y voluntarios y sacerdotes
que acompañan esta realidad desde la Iglesia.
«El Papa nos recibió en su casa con una ternura especial, y
también con mucho humor. Hubo una complicidad muy estrecha entre todos en ese
rato», señala Yela, quien sobre todo destaca que Francisco «nos subrayó en todo
momento que en la Iglesia cabemos todos, también todos los que formamos
parte de esta familia de pastoral penitenciaria».
El encuentro, que fue precedido de más de un año y medio de gestiones, fue recibido por los internos y sus familias «con una gran sensación de sentirse acogidos», y forma parte de un camino en el que «todos los que formamos parte de esta pastoral nos acompañamos mutuamente, porque cada uno de nosotros, sea quien sea, tiene mucho que aportar a los demás».
Juan
Luis Vázquez Díaz-Mayordomo
Fuente: Alfa y Omega