El Sucesor de Pedro lamentó el dolor y la frustración que producen en la actualidad, "incluso más que en tiempos del beato, los estereotipos inalcanzables que nos pretenden imponer los mercados y los grupos de presión"
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Francisco recomienda a los integrantes de la
Fundación Blanquerna de Barcelona que se comprometan con el objetivo de
liberarnos de los estereotipos inalcanzables que los grupos de presión tratan
de imponernos y vivir la vida con espíritu de responsabilidad y humildad.
"Me llamó mucho la atención su nombre:
Blanquerna, este ilustre personaje literario del que se sirve el beato Ramón
Llull para hacer una precisa descripción de la sociedad de su tiempo". Con
esta confidencia el Papa Francisco abrió su discurso en
español a los miembros de la Fundación Blanquerna de la Universitat Ramon
Llull de Barcelona este viernes 3 de mayo en la biblioteca del
Palacio Apostólico Vaticano.
"A la vez, continuó el Pontífice, el
filósofo intenta dar, de forma pedagógica, unos modelos de vida cristiana que
puedan servir a cualquier persona para seguir a Cristo, allí donde Él lo
llame".
Todo esto, según el Santo Padre, "es
como una lección de una actualidad, de una actualidad asombrosa, ya
que nos habla de un lenguaje nuevo y accesible, una manera de comunicar tal vez
inusual para la época, pero agradable y clara para sus contemporáneos".
Una pedagogía, afirmó, que se aleja de los héroes fantásticos que buscan
evadirnos de nuestra realidad, como eran entonces los personajes caballerescos
y, por el contrario, nos propone modelos de vida sencillos y naturales en los
que poder servir al Señor y ser felices.
En esa línea, el Sucesor de Pedro lamentó el
dolor y la frustración que producen en la actualidad, "incluso más
que en tiempos del beato, los estereotipos inalcanzables que nos pretenden
imponer los mercados y los grupos de presión". Por tal motivo, consideró
que es una "gran tarea" descubrir a los jóvenes el proyecto de Dios
para cada uno de ellos.
La institución y toda la universidad, al elegir
dicho nombre, asume "este ilusionante compromiso", de acuerdo con
Bergoglio, devolviendo a la familia a su primigenia vocación en la sociedad,
ofreciendo a los jóvenes distintos caminos de vida y creando la certeza de que
los pasos del héroe cristiano no están marcados por el afán del carrerismo,
sino son una respuesta a una llamada. A continuación, Francisco subrayó, de
manera improvisada, que "el carrerismo hace tanto daño" porque no es
comunitario, sino individualista.
"Presentando con valentía que el ser
requerido en cargos de cada vez más responsabilidad debe ser el resultado de
una excelencia en el servicio hasta ahora confiado", expresó el Pontífice.
"Y, sobre todo, enseñándoles que, una vez cumplida su tarea, como nuestro
protagonista, aun cuando se haya llegado al Supremo Pontificado, el cristiano
debe tener, debe tender al encuentro con el Señor, a la dedicación
plena al servicio divino".
El Papa dejó claro que "siempre, en la
base, está el bautismo que te hizo cristiano y estés donde estés, sos un
bautizado, sos una bautizada que tiene que responder allí y no desde los
escalafones que uno puede llegar en la vida".
Para el Obispo de Roma, esta es la idea que le
gustaría que se llevasen de vuelta a su universidad y a los demás proyectos
educativos que promocionan: "Formar, sí, con un lenguaje actual, moderno,
ágil, pedagógico, con un análisis certero de la realidad; pero (siempre hay un
'pero' en la vida), pero teniendo siempre en cuenta que formamos hombres y
mujeres cabales, no réplicas ilusorias de ideales imposibles".
El Pontífice mencionó que en América ha
conocido algunas universidades demasiado liberales que solo buscan formar
técnicos, especialistas "y se olvidan que tienen que formar hombres y
mujeres". Es decir, "personas íntegras que intentan dar lo mejor de
sí al servicio que Dios los llame, sabiendo que son peregrinos, que en
realidad todo es camino hacia una meta que supera esta realidad, el encuentro
del amigo con el amado, en ese amor que derramado en nuestros corazones nos da
la fuerza de avanzar".
Al final de su libro, el beato Llull propone
una meditación diaria y el Papa escogió la número 124 que por ser bisiesto
correspondería idealmente al día de hoy: «Preguntaron al Amigo cuáles
eran las mayores tinieblas. Respondió que la ausencia de su Amado; y preguntado
cuál era el resplandor mayor, dijo que la presencia de su Amado». Bergoglio
deseó que "puedan iluminar las vidas de sus alumnos con la presencia
de Jesús, que esta certeza los haga conscientes de su dignidad de amigos, de
Dios y de los hombres, y que sean capaces de disipar las tinieblas que recubren
este mundo alejado de su verdadera esencia".
"Que Jesús los bendiga, que la Virgen
santa los cuide, y por favor no se olviden de rezar por mí, pero a favor, no en
contra", les pidió.
Sebastián Sansón Ferrari - Ciudad del Vaticano
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