La educación, precisa el Papa Francisco, implica "tres niveles": la cabeza, el corazón y las manos, "pensar lo que sientes y haces, sentir lo que piensas y haces, hacer lo que piensas y sientes"
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En la audiencia con los miembros de la delegación de la
Universidad Loyola de Chicago, el Santo Padre subrayó que se necesitan hombres
y mujeres dispuestos a trabajar para que "el mundo pueda encontrar la paz
en este mundo de "cambios rápidos" y de "desafíos cada vez más
complejos". "El papel de las universidades es crucial, afirma,
"la educación, además de la transmisión de conocimientos", es también
"un compromiso y un método para formar personas capaces de encarnar los
valores de la justicia"
Esta mañana el Papa Francisco ha
compartido su preocupación por la actual "situación de crisis en el orden
mundial" con los líderes de la Universidad Loyola de Chicago, Estados
Unidos, que están peregrinando a los lugares donde vivió San Ignacio de Loyola,
y quienes fueron recibidos en audiencia esta mañana, 20 de mayo, en el Salón de
los Papas del Palacio Apostólico. En su discurso, el Papa señala que hoy "parece
que falta un horizonte de esperanza".
“Y sin esperanza no se puede
vivir. No olvidemos la esperanza, que es el ancla, hasta la orilla, y nos
aferramos a la cuerda. La esperanza nunca decepciona”.
Poner las propias
habilidades al servicio de los demás
"Cultivar la curiosidad
intelectual, el espíritu de colaboración y la sensibilidad" ante los
desafíos de hoy, permitiendo que surja "el legado de San Ignacio", es
el estímulo de los dirigentes de la universidad estadounidense.
“Se necesitan hombres y mujeres
que estén dispuestos a poner sus habilidades al servicio de los demás, a
trabajar por un futuro en el que cada persona pueda desarrollar sus capacidades
y vivir con dignidad y respeto, y el mundo pueda encontrar la paz”.
La educación forma
a las personas
Para el Papa, en este
"momento histórico marcado por cambios rápidos y desafíos cada vez más
complejos, el papel de las instituciones académicas es crucial", porque su
tarea no es sólo "formar mentes brillantes, sino también cultivar
corazones generosos y conciencias atentas a la dignidad de cada persona".
La educación, precisa el Papa Francisco, implica "tres niveles": la
cabeza, el corazón y las manos, "pensar lo que sientes y haces, sentir lo
que piensas y haces, hacer lo que piensas y sientes".
“La educación, así como la
transmisión de conocimientos -que es cierto- es un compromiso y un método para
formar personas capaces de encarnar los valores de la reconciliación y la
justicia en todos los aspectos de su vida. La mente, el corazón y las manos no
pueden crecer bien por separado, y sólo juntos pueden comprometerse con la
realidad y las necesidades del tiempo. ¡Deseo que formen ‘soñadores
trabajadores’ y que, ante todo, lo sean ustedes mismos!”.
En la vida, para
"avanzar" es necesario "soñar", continúa el Papa, quien no
tiene esta capacidad carece de "creatividad" y de "poesía",
y sin ésta la vida "no funciona".
Buscar la verdad a
través del estudio, la escucha y la acción
El Pontífice pide a los responsables
de la Universidad Loyola de Chicago que mantengan siempre el "deseo de
caminar", de "ir en busca del sentido de la vida" y también de
volver a las raíces, sacando de ellas fuerzas "para seguir adelante".
Por tanto, reconsiderar la experiencia y la espiritualidad de San Ignacio de
Loyola, "que siempre puso a Dios en primer lugar y estaba en constante
búsqueda de la voluntad de Dios" y por ello estaba animado por "un
deseo asiduo de servicio". Adelante para servir". La esperanza de
Francisco es que el "camino espiritual" del fundador de la Compañía
de Jesús, caracterizado "por el discernimiento y el compromiso con la
justicia", pueda seguir siendo una guía.
“Esta tradición te invita hoy a
buscar la verdad a través del estudio serio, la escucha atenta y la acción
valiente. Os animo a perseverar en este camino, a ser testigos de esperanza en
un mundo marcado a menudo por divisiones y conflictos; Gracias a Dios que hay
conflictos, pero los conflictos se resuelven en otro nivel superior. Los
conflictos nos llevan a caminar en laberintos y salimos del laberinto desde
arriba y no solos. El conflicto nos impulsa a trabajar”.
Promover el diálogo
intercultural e interreligioso
En el camino que tenemos por
delante, es necesario "cultivar el sentido crítico, la capacidad de
discernimiento y la sensibilidad hacia los desafíos globales", añade el
Pontífice, que insta a quienes forman parte de la universidad jesuita a
preguntarse siempre cómo "contribuir a hacer del mundo un lugar
mejor". Finalmente, una última recomendación: "fomentar el
entendimiento mutuo, la cooperación y la construcción de puentes entre
diferentes tradiciones, culturas y visiones del mundo", "el diálogo
intercultural e interreligioso".
Tiziana Campisi
Vatican News