El Evangelio narra la crucifixión de nuestro Señor Jesucristo y, en el momento de su muerte, surge un personaje que se hizo famoso porque traspasó su costado
Capilla de Longinos, basílica del Santo Sepulcro |
Los Evangelios narran la crucifixión de nuestro
Señor Jesucristo, pero solo el de san Juan describe el momento en que un
soldado traspasa su costado:
«Cuando llegaron a él, al ver que ya estaba
muerto, no le quebraron las piernas, sino que uno de los soldados le atravesó
el costado con la lanza, y en seguida brotó sangre y agua. (Jn 19,
33-34)
El centurión que traspasó el costado
Aunque san Juan menciona a un soldado, los
otros evangelistas hablan de un centurión que la tradición ha llamado Longinos,
y de acuerdo con ella, se convirtió después del episodio de la crucifixión:
Al verlo expirar así, el centurión que estaba
frente a él, exclamó: «¡Verdaderamente, este hombre era Hijo de Dios!» (Mc 15,
39)
En la Basílica del Santo Sepulcro se encuentra ubicada una
capilla, en cuyo interior hay un cuadro que dice lo siguiente:
«El centurión romano Gai Cassis Cansinos
encabezaba un destacamento de verdugos de Jesús. Traspasó el costado derecho
del cuerpo de Jesús para asegurarse de que estaba muerto. La sangre de Jesús
salpicó los ojos de Longinos y los curó de catarata».
Se dice que Longinos murió mártir, por eso se
le venera como santo. Su fiesta es el 16 de octubre.
¿Qué pasó con la lanza?
En la basílica de san Pedro, en Roma, se
encuentra una estatua de Longinos esculpida por Bernini. Ahí
mismo se conserva el fragmento de una punta de hierro que, según se asegura,
pertenece a la Santa Lanza.
Hay que recordar que la Tradición son aquellas
enseñanzas que se transmitieron de manera oral, pues no toda la gente sabía
leer ni escribir, por eso tiene el mismo valor que las Sagradas Escrituras y el
Magisterio de la Iglesia, lo cual enriquece sobremanera la fe cristiana que
profesamos.
Esto lo confirmamos en el Evangelio de san
Juan:
«Este mismo discípulo es el que da testimonio
de estas cosas y el que las ha escrito, y sabemos que su testimonio es
verdadero. Jesús hizo también muchas otras cosas. Si se las relata
detalladamente, pienso que no bastaría todo el mundo para contener los libros
que se escribirían»(Jn 21, 24-25).
Mónica Muñoz
Fuente: Aleteia