Julio Casanova es devoto de la Virgen de la Macarena de Madrid. Hace ocho meses se sometió a una operación muy compleja: "Lo dejé todo en sus manos"
Equipo Unidad de Trasplantes. Dominio público |
Julio Casanova es cofrade y
muy devoto de esta Virgen. Su vida hace un año y medio dio un giro inesperado.
Empezó a sentir un cansancio continuo que le impedía hacer su día a día con
normalidad. Él es profesor e incluso tuvo que dejar su trabajo. Fue al hospital
y allí empezó un largo proceso médico, le dijeron que para salvar su vida era
necesario que le trasplantaran sus dos pulmones. Una
operación muy compleja.
No encontraban ningún donante
A partir de este momento encadenó
muchos meses en el hospital y también algunos fuera de el, en su casa, pero con
dos grandes botellas de oxigeno. Siempre que le dejaban salir, siempre que le
daban el alta, aunque fuera para pocos días, el primer sitio donde Julio iba al
pisar la calle era a ver a la Esperanza Macarena. Como él nos cuenta
siempre ha sido muy devoto de ella: “La devoción a la Esperanza
Macarena me viene de siempre, desde pequeño y también es verdad que siempre
para mi ha estado ligada a los trasplantes de órganos” nos dice
en Mediodía COPE.
Julio entró en la Unidad de
Trasplantes el pasado mes de mayo pero no encontraban un
donante para él. Durante un mes esos pulmones no llegaban y su estado de salud
comenzaba a empeorar. Por las noches sufría grandes crisis e incluso los
enfermeros llegaron a decir que cualquiera de esas noches se iba. En esos días
Julio se agarró más que nunca a la Esperanza y como nos ha relatado
guarda un buen recuerdo de esa etapa.
No
encontraban ningún donante
A partir de este momento
encadenó muchos meses en el hospital y también algunos fuera de el, en su casa,
pero con dos grandes botellas de oxigeno. Siempre que le dejaban salir, siempre
que le daban el alta, aunque fuera para pocos días, el primer sitio donde Julio
iba al pisar la calle era a ver a la Esperanza Macarena. Como
él nos cuenta siempre ha sido muy devoto de ella: “La devoción a la Esperanza Macarena me
viene de siempre, desde pequeño y también es verdad que siempre para mi ha
estado ligada a los trasplantes de órganos” nos dice en Mediodía
COPE.
Julio entró en la Unidad
de Trasplantes el pasado mes de mayo pero no encontraban un
donante para él. Durante un mes esos pulmones no llegaban y su estado de salud
comenzaba a empeorar. Por las noches sufría grandes crisis e incluso los
enfermeros llegaron a decir que cualquiera de esas noches se iba. En esos días
Julio se agarró más que nunca a la Esperanza y como nos
ha relatado guarda un buen recuerdo de esa etapa.
Finalmente le dieron la buena noticia de que había
aparecido un donante. Ese día antes de que se quedara dormido por la
anestesia, le pidió a los enfermeros que le pusieran, aunque fuera en un móvil,
una canción. Era “Pasa la Virgen
Macarena”. Con ella se quedó dormido para su trasplante.
Julio nos ha contado lo que se le viene a la cabeza al escucharla ahora: “Yo creo que es de los
momentos en los que más cerca he sentido al Señor y a su Madre. Eran momentos
muy críticos pero tres veces sonó esta marcha en bucle. Hubo un momento hasta
que les dije que bajaran el volumen. Sentí a la Virgen muy cerca”.
La
ayuda de la fe
El pasado 21 de julio le
dieron el alta y lo primero que él hizo al salir a la calle fue ir hasta
la Colegiata
de San Isidro: “Me
dieron el alta a las cuatro y esa misma tarde fui a llevarle unas flores a la
Macarena. Con eso se cerró el círculo”.
En esos momentos Julio nos ha
explicado que no era capaz de mirar a la cara a la Virgen. Le estaba muy
agradecido y pensaba que nunca podría corresponderle: “Es como si no tuviera derecho a
mirarla, no me veía capaz . El día que me dieron el alta la miré pero todavía
me cuesta incluso hablar de ella”.
Julio está convencido de que
ha sido la fe la que ha cambiado su forma de afrontar los problemas: “El tener fe es algo más, no es un
hobby, te ayuda a llegar con otra psicología. Te permite ver más allá y decir,
si no salgo de esto pues me voy con ella y la veo cara a cara y tan
tranquilos”.
Fuente: ECCLESIA