El obispo teme que lo peor aún esté por llegar
En declaraciones a la fundación
pontificia Ayuda a la Iglesia Necesitada (ACN), Mons. António Juliasse, obispo
de la diócesis de Pemba, en el norte de Mozambique, describe un panorama
aterrador de la situación en la región, causada por la insurgencia encabezada
por un grupo afiliado al Estado Islámico e informa de que los terroristas han
asaltado al menos 12 comunidades, provocando la huida masiva de la población
hacia las grandes ciudades, que ofrecen una relativa seguridad.Mons. Antonio Juliasse, obispo auxiliar de Maputo,
obispo de Pemba, Mozambique. Dominio público
Pueblos reducidos a cenizas
Por ahora, la principal preocupación
es intentar encontrar refugio y apoyo para los desplazados. «Huyen de pueblos
que han quedado reducidos a cenizas, y también han huido aquellos que piensan
que sus pueblos podrían ser los siguientes. Lo único que saben es el punto de
salida. Van buscando un lugar seguro, y yo no sé dónde lo van a encontrar.
Quizá tengan que conformarse con el menos inseguro».
Pero el obispo teme que lo peor aún
esté por llegar: «Apenas llevan consigo nada: un fardo sobre la cabeza o cargado
en la bicicleta familiar; eso es todo lo que les queda. Pronto vendrán el
hambre, la sed y las enfermedades», advierte el obispo, que cuenta el triste
ejemplo de Tina, la sobrina de un empleado de la diócesis. «Ella también
salió corriendo, y lo único que llevaba consigo era su bebé recién nacido.
Afectada por el calor y el polvo, Tina bebió un poco de agua que encontró a su
paso, pero le dio diarrea, empezó a vomitar y murió. El bebé se ha quedado sin
su madre».
Persecución anticristiana
Los cristianos son minoría en el norte
de Mozambique, donde predominan los musulmanes, pero ambas comunidades se han
llevado bien históricamente. En 2017, sin embargo, estalló una insurgencia que
primero se dirigió sobre todo contra instituciones civiles y estatales, pero
que desde entonces ha desatado también una persecución
anticristiana y dado lugar, por ejemplo, a matanzas selectivas de
cristianos y al asesinato de una religiosa italiana. Las cifras
disponibles más recientes, claramente desfasadas, hablan de más de un millón de
desplazados y cinco mil muertos.
El objetivo de los terroristas no está
del todo claro, pero a medida que sus métodos se vuelven más brutales y crece
su radio de acción, el obispo António Juliasse asegura que el principal
peligro para la población en estos momentos es la inacción: «El mayor riesgo
que corren es convertirse en rostros olvidados, ocultos por las demás guerras
en el mundo. No debemos quedarnos de brazos cruzados».
Apoyo del Papa y de Ayuda a la Iglesia
Necesitada
La Iglesia se ha mostrado activa
a la hora de intentar mediar para encontrar salidas al conflicto y ha
permanecido al lado de las víctimas. Mons. Juliasse ha pedido a
todos los misioneros que acompañen a las poblaciones que huyen en busca de
seguridad y atiendan sus necesidades.
El obispo también se mostró muy
agradecido al Papa Francisco, que habló sobre los actos de violencia en el rezo
del Ángelus del pasado domingo: «Sus palabras han tenido un efecto sanador para
nosotros, y han supuesto alivio y consuelo inmediatos. Aceptamos su invitación
a rezar por el fin de todas las guerras en el mundo entero».
ACN financia varios proyectos en el
norte de Mozambique que incluyen apoyo pastoral, psicológico y social a las
poblaciones afectadas por el terrorismo, pero también ayuda en forma de
material de construcción para construir casas y centros comunitarios, así como
la compra de vehículos para los misioneros que atienden a los desplazados.
Fuente: ACN/InfoCatólica