Con 2,3 millones de euros, nuestro país fue el que más contribuyó en 2023 a los proyectos de evangelización financiados por la Infancia Misionera. La educación es una prioridad
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Foto: Diócesis de Kundiawa. Dominio público |
En
esta remota zona montañosa a la que solo se puede llegar en aeroplano, hasta
que se construyó la escuela primaria parroquial hace más de 20 años no había
centro educativo. «El Gobierno no les prestaba atención», explica Sundu. Ahora
paga los salarios de los docentes, pero sin la implicación de la diócesis no
tendrían forma de llegar hasta allí, pues es esta la que los lleva allí a
comienzo de curso y los recoge al terminar las clases.
En esta escuela ya estudian más de 300 niños, de 1º a 8º curso. A los 14 años, todavía tienen que hacer unos años obligatorios de secundaria. Antes, «los traíamos a la capital y los inscribíamos en nuestros institutos», explica Sundu. Pero hace poco se construyó cerca —«a dos días a pie»— un instituto público con internado y en general los adolescentes prefieren estudiar allí para no alejarse tanto de casa. Lo que les faltaba, en un lugar tan remoto, era la formación preescolar. Esto «dificultaba el proceso educativo».
Por eso se decidió construir dos aulas de desarrollo infantil temprano para que «los niños tengan un comienzo en la vida similar al de los pequeños de zonas más desarrolladas». Aunque el dinero para los materiales y los albañiles se transfirió desde Madrid, todos los vecinos contribuyeron: «Los jóvenes desplazaban los barriles de combustible, las mujeres y los niños recogían arena para el cemento y los hombres ayudaban a los obreros a cortar árboles».
Este proyecto, y otros 430 solo el año pasado, fueron posibles gracias a la cooperación de los españoles con la Jornada de Infancia Misionera, que se celebra este domingo con el lema Comparto lo que soy. En 2023, nuestro país fue el que más fondos aportó —recogidos en 2022—: 2,33 millones de euros, que beneficiaron a 387.300 niños en 44 países. La educación, con un 22,3 % de los fondos, es una de las apuestas; sobre todo si se tiene en cuenta que esta partida recoge solo el apoyo para el funcionamiento ordinario de los centros pero la edificación de escuelas como la de Kundiawa se incluye, por separado, en la partida de construcción.
Roberta Tremarelli, responsable mundial de Infancia Misionera, subraya a Alfa y Omega lo «mucho que el Dicasterio para la Evangelización y OMP agradecen la aportación de España a la labor misionera de la Iglesia y al fondo de solidaridad de Infancia Misionera. Indica que los fieles han comprendido bien el significado de la cooperación para evangelizar». Explica que el número de solicitudes para proyectos educativos a las que responden desde Roma crece cada año: en 2023 pasaron de 116 a 120 de educación infantil y de unas 1.000 a 1.100 de primaria y secundaria respecto al año anterior. «Esto significa que la urgencia de la educación sigue existiendo».
Esta apuesta en un
marco misionero subraya que esta presencia no busca solo dar una instrucción
formal «que contribuya al desarrollo del país», sino también «ofrecer una
formación católica». En algunos países, como el Líbano, «donde no hay
posibilidad de hacer otros proyectos de animación misionera, todo pasa por la
educación escolar». Además, estos proyectos refuerzan la identidad de las
comunidades para contrarrestar la atracción que ejercen sobre algunos creyentes
otras religiones que «ofrecen escolarización gratuita».
María
Martínez López
Fuente:
Alfa y Omega