Antes de rezar el Ángelus en la fiesta de la Sagrada Familia, el Papa habló sobre el asombro de José y María por las cosas que se decían sobre Jesús: "La capacidad de asombro es un secreto para llevarse bien en familia". Llamó a ser capaces de distinguir lo bueno que hay en nuestras vidas y en las de quienes nos rodean.
| Foto: Vatican Media. Dominio público |
A continuación, se refirió a la
profecía que recibió la Virgen: “Una espada te atravesará el alma”. Francisco
puntualizó que “llegan en la pobreza y parten cargados de sufrimiento”. En este
sentido, subrayó la “paradoja”: “¡Cómo es posible que la Familia de Jesús, la
única familia de la historia que puede presumir de la presencia de Dios en la
carne, en lugar de ser rica sea pobre! En lugar de ser aliviada, ¡parece ser
obstaculizada! En vez de estar libre de fatigas, ¡está inmersa en grandes
dolores!”.
El Obispo de Roma explicitó el
mensaje que este episodio transmite a las familias: “Este modo de vivir la
historia de la Sagrada Familia, pobre, obstaculizada, con grandes dolores.
Dios, a quien a menudo imaginamos más allá de los problemas, ha venido a
habitar nuestras vidas con sus problemas”.
“Nos ha salvado así, habitando entre
nosotros (cf. Jn 1,14): no ha venido como adulto, sino como un bebé pequeñito;
ha vivido en una familia, hijo de una madre y de un padre; allí ha pasado la
mayor parte de su tiempo, creciendo, aprendiendo, en una vida hecha de
cotidianidad, ocultamiento y silencio”.
“Y no ha evitado las dificultades
-prosiguió-, es más, eligiendo una familia, una familia ‘experimentada en el
sufrimiento’, dice a nuestras familias: ‘Si tienen dificultades, sé lo que
sienten, lo he experimentado: mi madre, mi padre y yo lo hemos experimentado,
para decírselo también a su familia: ¡no están solos!’”.
El Sucesor de Pedro destacó la
actitud de José y María: "Se asombraban de las cosas que decían de
Jesús" (cf. Lc 2,33), "pues no creían que fueran el anciano Simeón y
la profetisa Ana quienes decían estas cosas". "Se
asombraban", repitió el Papa de manera espontánea, quien se quiso detener
sobre la capacidad de asombro, a la que consideró "el secreto para
llevarse bien en familia". Por tanto, pidió "no acostumbrarse a la ordinariedad
de las cosas, saberse maravillar ante todo de Dios, que nos acompaña".
"Y luego, maravillarse en familia", acotó.
Bergoglio afirmó que en el
matrimonio es bueno saber asombrarse del propio cónyuge, por ejemplo, tomándolo
de la mano y mirándolo a los ojos por la noche durante unos instantes, con
ternura. "El asombro te lleva a la ternura, siempre. Es hermosa la ternura
en el matrimonio", dijo.
También invitó a maravillarse del
milagro de la vida, de los niños, encontrando tiempo para jugar con ellos y
para escucharlos. Y a los padres y madres les preguntó: "¿Ustedes
encuentran tiempo para jugar con los hijos? ¿Para llevarlos a pasear?".
Enseguida, el Pontífice contó que este sábado habló por teléfono con una
persona y le consultó: "¿Dónde estás?". "Eh, estoy en la plaza,
traje a mis hijos a pasear", le respondió su interlocutor. "Es bella
la paternidad, la maternidad", comentó.
A su vez, Francisco animó a
maravillarse ante la sabiduría y la serenidad de los abuelos, que hacen que la
vida vuelva a lo esencial. Lamentó que muchas veces los descartamos de la vida.
"No, los abuelos son fuente de sabiduría. Aprendamos a asombrarnos,
nosotros, de la sabiduría de los abuelos, de su historia".
Por último, el Santo Padre llamó a
maravillarse de la propia historia de amor: "Cada uno de nosotros tiene la
suya y el Señor nos ha hecho caminar con amor: asombrarse de esto. Y también,
la vida seguramente tiene aspectos negativos, pero asombrarse también de la
bondad de Dios de caminar con nosotros, incluso si somos tan inexpertos".
En esta historia Dios cree, "incluso cuando nos parece que prevalecen los
aspectos negativos", insistió.
Bergoglio
elevó una plegaria a María, Reina de la Familia, para que nos ayude a
asombrarnos y estimuló a pedir hoy la gracia del estupor. "Que la Madre
nos ayude a asombrarnos cada día del bien y a saber enseñar a los demás la
belleza del asombro".
Sebastián Sansón Ferrari – Ciudad
del Vaticano
Fuente:
Vatican News