El sacerdote haitiano Renel Prosper afirma que siempre que ha salvado la vida -en varias ocasiones- es "gracias a Dios": en respuesta, considera su misión ser un testigo de la esperanza ante el mundo.
![]() |
El sacerdote haitiano Renel Prosper. Dominio público |
"Hubo momentos en que me quedaba inconsciente, no tenía
control sobre mis palabras y acciones. Sufrí mucho, pero pude superar mi
sufrimiento. Sentí que Dios
estaba realmente conmigo", relata.
Volvió a percibirlo el 27 de febrero, cuando tras más de un mes
ingresado en varios hospitales españoles "y gracias a la providencia de
Dios", hallaron un nuevo hígado disponible que le trasplantaron durante la
noche del mismo día.
Al trasplante le siguieron varias complicaciones: un hematoma subcapsular, neumonía,
leve rechazo del hígado y diabetes por tratamiento esteroide, entre
otras.
Hoy, a salvo, el sacerdote considera este último episodio como uno
más de los ejemplos de cómo actúa la providencia en su vida. Pero también
considera el papel de otros elementos necesarios.
"El sistema sanitario de España me salvó, me dio esta
oportunidad de una operación que no es fácil en otros países", relata.
También agradece a todas las personas que le ayudaron a recuperar
su salud y que le acompañaron y especialmente a la clínica universitaria de Navarra y a la Fundación CARF,
instituciones que asumieron los costes de la operación y, en última
instancia, le salvaron la vida.
"Quiere que sea
testigo de la esperanza"
De sus 43 años de vida lleva 12 siendo sacerdote y poco más de uno
y medio en España. A la
edad de 15 años pensó por primera vez en convertirse en sacerdote. Fue en
un momento de oración durante una actividad organizada por el coro de su
parroquia de origen. Se ordenó en 2011 y fue vicario parroquial dos veces,
luego párroco dos veces y, al mismo tiempo jefe de la comisión diocesana de la
pastoral de niños. También fue capellán de la Legión de María.
En julio de 2022, a petición de su obispo, llegó a España para
profundizar sus estudios en Teología Moral con orientación psicológica y vida
espiritual en la Universidad de Navarra.
Hoy, Renel se muestra convencido de que "Dios quiere que sea un testigo de esperanza". Una
convicción que se ha convertido en el motor de su vida de cara a quienes
le rodean, especialmente a su familia católica y rural: está formada por sus
padres, que este año celebran sus 52 años de matrimonio, y por sus ocho
hermanos, todos nacidos en Grosse-Roche, al noreste de Haití.
J. M. C.
Fuente: ReL