El Papa recibió en audiencia a los participantes en la conferencia "La dimensión comunitaria de la santidad", organizada por el Dicasterio para las Causas de los Santos
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La cruz, símbolo del martirio |
En su discurso evidenció las tres dimensiones
de la santidad, "comunitaria, familiar, martirial" y recordó el
ejemplo de parejas santas, como los Ulma en Polonia, o los 21 coptos asesinados
por Daesh en Libia.
La santidad es "familiar"
en el sentido de que "es un camino comunitario que hay que hacer de dos en
dos", como enseñaron los padres de Santa Teresa o la familia polaca de los
Ulma, asesinados por los nazis y beatificados en septiembre en Polonia. La
santidad también "une": une a Dios y a los hermanos, conduciendo a un
"abrazo de unidad y paz" que hoy sería necesario para el mundo. Sobre
todo, la santidad es "martirial", como demuestra la larga historia de
testigos -desde los mártires de los primeros siglos hasta los coptos asesinados
por Daesh en 2015 en Libia- muertos por su fe o perseguidos como Asia Bibi, la
campesina católica de Pakistán que protagonizó una odisea judicial de nueve
años, entre condenas a muerte por blasfemia y encarcelamiento, hasta su
absolución final. "Un caso de vida cristiana vivida en continuo
martirio", dijo el Papa.
Tantos años estuvo en la cárcel, y
su hija le llevaba la Eucaristía... Y tantos años hasta el momento en que los
jueces dijeron que era inocente. Casi nueve años de testimonio cristiano. Es
una mujer que sigue viviendo, y hay muchas, muchas como ella, que dan
testimonio de fe y de caridad.
El Papa Francisco recibió en
audiencia a los participantes en el congreso de tres días "La dimensión
comunitaria de la santidad", organizado por el Dicasterio para las Causas
de los Santos y celebrado en el Instituto Patrístico Augustinanum de Roma del
13 al 15 de noviembre. Dirigiéndose al prefecto, el cardenal Marcello Semeraro,
a los superiores, funcionarios, postuladores y colaboradores, el Papa recordó
tres "aspectos" de la santidad, partiendo de la "dimensión
comunitaria", tan querida por el Concilio Vaticano II y que Juan Pablo II
había traducido en lo que definió la "vocación universal a la
santidad". Es decir, la llamada a todos a ser santos.
Esposos,
célibes, consagrados, laicos, familias
Una perspectiva que se ha
desarrollado con el tiempo, como atestigua "el número de beatificaciones y
canonizaciones de hombres y mujeres pertenecientes a diferentes estados de
vida: cónyuges, célibes, sacerdotes, consagrados y laicos de todas las edades,
familias -pienso en los mártires de Polonia-, origen y cultura". Todos los
hermanos y hermanas pertenecientes al "santo pueblo fiel de Dios" o,
dijo el Pontífice, los llamados santos "de la puerta de al lado",
"miembros de nuestras comunidades" que "han vivido una gran
caridad en las pequeñas cosas de la vida cotidiana, a pesar de sus límites y
defectos, siguiendo a Jesús hasta el final".
Un evento
comunitario
Son el ejemplo de una
"santidad que une", en el sentido de que, explicó Francisco, "no
es sólo un acontecimiento personal, sino también comunitario". Porque
"cuando Dios llama al individuo, es siempre para el bien de todos". A
este respecto, el Papa citó la Gaudium et spes, que afirma: "La santidad
une y a través de la caridad de los santos nosotros podemos conocer el misterio
de Dios que unido a cada hombre' abraza en su misericordia a toda la humanidad,
para que todos sean uno".
¡Cuánta necesidad tiene nuestro
mundo de encontrar en este abrazo la unidad y la paz! Tenemos necesidad de
esto.
Los escritos
de Santa Teresita
En la misma línea, el Papa recordó
las palabras de santa Teresita del Niño Jesús, a quien, en el 150 aniversario
de su nacimiento, dedicó la exhortación apostólica C'est la confiance. En sus
escritos, Teresita "con una evocadora imagen bíblica contempla a la
humanidad entera como el 'jardín de Jesús', cuyo amor abraza a todas sus flores
de manera inclusiva y exclusiva a la vez, y pide ser encendida hasta la
incandescencia por el fuego de ese amor, para conducir a su vez a todos los
hermanos y hermanas".
Es la evangelización "por
atracción". Es el testimonio: es fruto, al mismo tiempo, de la más alta
experiencia mística de amor personal y de la "mística del nosotros".
Matrimonios
santos
Este "nosotros" adquiere
la dimensión de una santidad "de familia". Hay muchos ejemplos en la
Iglesia de "parejas de esposos santas, en las que cada uno de los cónyuges
ha sido instrumento para la santificación del otro". El Papa Francisco
mencionó algunos de ellos: Luigi y Zelia Martin; los beatos Luigi y Maria
Beltrame Quattrocchi; los venerables Tancredi y Giulia di Barolo y Sergio y
Domenica Bernardini. Sin olvidar a Jozef y Wiktoria Ulma y sus siete hijos,
bárbaramente asesinados por los nazis por esconder judíos en su casa durante
las persecuciones, que fueron beatificados el pasado mes de septiembre en
Polonia. Son "un ejemplo luminoso", subrayó el Papa, y son
"todos mártires".
Tiempo de
mártires
Sí, porque la santidad también es
'martirial'. "Es un modelo fuerte, del que tenemos muchos ejemplos a lo
largo de la historia de la Iglesia, desde las comunidades de los orígenes hasta
los tiempos modernos, a lo largo de los siglos y en diversas partes del
mundo", señaló el Pontífice.
No hay época que no haya tenido sus
mártires, hasta nuestros días. ¡Y no olvidemos que la nuestra también tiene
muchos mártires!
"A
menudo", señaló, "se trata de comunidades enteras que han vivido
heroicamente el Evangelio o que han ofrecido a Dios la vida de todos los
miembros ". Y el discurso se amplía aún más si se considera la
"dimensión ecuménica" del martirio, con todos los miembros de las
distintas confesiones cristianas. En primer lugar, el Papa mencionó a los 21
mártires coptos asesinados por los yihadistas en una playa libia. Francisco, en
su encuentro de mayo con el Patriarca Tawadros II, anunció que habían sido introducidos
en el Martirologio Romano. Mártires, por tanto, también para la Iglesia
católica.
Salvatore Cernuzio – Ciudad del
Vaticano
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