El Cardenal Giorgio Marengo, misionero de la Consolata y Prefecto Apostólico en Ulán Bator, aseguró que el próximo viaje del Papa Francisco a Mongolia pone de manifiesto la cercanía de Dios, que “se preocupa por todos”, incluso de quienes “viven en zonas geográficas quizás menos conocidas en el mundo”.
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El Cardenal Giorgio Marengo | Crédito: Daniel Ibáñez | ACI Prensa |
El
Santo Padre visita Mongolia desde el 31 de
agosto hasta el 4 de septiembre de 2023. Francisco se convertirá así en el
primer Pontífice en visitar este país asiático donde viven más de 3 millones de
habitantes, de los cuales tan sólo 1.500 son católicos.
El
Cardenal Marengo se refirió primero a la visita a Mongolia del Cardenal Paul
Richard Gallagher, Secretario para las Relaciones con los Estados y las
Organizaciones Internacionales de la Santa Sede, en junio de este año,
afirmando que “ha sido muy importante, porque fue la primera vez desde el
inicio de las relaciones diplomáticas entre el Vaticano y Mongolia (hace 30
años) que un Secretario visitaba el país oficialmente”.
El
Cardenal Marengo también subrayó que la visita del Cardenal Gallagher fue
importante “en vista del viaje del Santo Padre” y que además, se produjo “en un
momento particularmente delicado e importante” para el país. La acogida fue
“muy buena”, según el Prefecto. Recordó además que fue el presidente mongol el
que invitó oficialmente al Papa en julio del año pasado.
“El
presidente quiso que esta invitación fuera entregada personalmente por una
delegación del gobierno mongol que viajó a Roma en agosto de 2022”, precisó, y
añadió: “Fue un momento muy hermoso de encuentro entre esta delegación y las
autoridades de la Santa Sede”. La invitación fue recibida directamente por el
Papa “con gran alegría y satisfacción”, afirmó.
También
puntualizó que, en realidad, la historia de las relaciones entre ambos Estados
es “muy antigua”, e indicó que “les gusta recordar que en 1246, el Papa
Inocencio IV ya había enviado a uno de sus delegados para conocer y establecer
las primeras relaciones con Mongolia”. Y destacó que existen documentos en el
Archivo Vaticano que dan testimonio de una relación de diálogo “que es
increíble porque existe desde hace 800 años”.
Ya
el Cardenal Marengo había invitado personalmente al Sumo Pontífice y subrayó
que esta invitación, junto con la del gobierno, “han coronado” la larga
historia de cercanía y encuentro entre el Vaticano y Mongolia.
El
pontificado de Francisco se ha caracterizado siempre por su llamado constante a
una Iglesia en salida, que vaya a las periferias. Sobre esto, el Purpurado
afirmó que la dimensión de la periferia debe ser “entendida como una
experiencia, a veces de marginalidad, de minoría y de una vida de fe que se
confronta con una mayoría que tiene otros puntos de referencia”.
“Creo
que Mongolia, en este sentido, representa una experiencia de ser católico en
una condición minoritaria, a veces de marginalidad, que quizás puede ofrecer
también al resto de la Iglesia: el don de la frescura de una fe que se
interpela a sí misma, que se deja cuestionar por la realidad, que no tiene
grandes fuerzas o signos externos en lo que apoyarse, sino que cuenta con la
presencia viva del Señor resucitado”, afirmó.
Añadió
también que, en ese sentido, “la periferia también tiene algo que decir al
resto de la Iglesia Universal”. Sobre el trabajo de la Iglesia en el país, el
Cardenal Marengo indicó que Mongolia y la Iglesia pueden “parecer distantes”,
pero que —sobre todo gracias al interés del Papa Francisco— “se están haciendo
cada vez más cercanas”.
Para
el Purpurado, que el Sucesor de San Pedro se interese por el “pequeño rebaño”
mongol, dice “lo mucho que Nuestro Señor se preocupa por todos, incluso también
de las personas que viven en zonas geográficas quizás menos conocidas en el
mundo”. Y concluyó afirmando: “Ojalá que este viaje lleve realmente este don de
gracia y de amistad entre los pueblos y también de testimonio de solidaridad y
de esperanza para el pueblo de Mongolia”.
Por Andrés
Henríquez
Fuente: ACI