Este martes, 15 de agosto, la Iglesia ha celebrado la solemnidad litúrgica de la Asunción de la Virgen María en cuerpo y alma a los Cielos: ¿cuál es el origen de esta festividad?
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Dominio público |
La fiesta de
la Asunción significa que la Virgen María, al término de su peregrinación
terrena y en virtud de su contribución a la historia de la salvación como
Madre del Redentor, fue
liberada por la gracia de Dios de la corrupción del sepulcro y elevada en
cuerpo y alma a los cielos, donde está y actúa como mediadora
entre Dios y los hombres.
La primera
referencia oficial a la Asunción se halla en la liturgia oriental; en el siglo IV se celebraba la fiesta de El
Recuerdo de María, que conmemoraba la entrada al cielo de la Virgen María y
donde se hacía referencia a su Asunción. Esta fiesta en el
siglo VI fue llamada la Dormición de María, donde se celebraba la muerte, resurrección
y asunción de María. En el siglo VII el nombre pasó de «Dormición» a
«Asunción». Los relatos apócrifos sobre la asunción de María aparecen
aproximadamente desde el siglo IV y V. Siendo el más difundido y posiblemente uno de
los más antiguos en el oriente bizantino el Libro de San Juan Evangelista.
Sin embargo,
la doctrina de la Asunción de María no fue desarrollada sino hasta el siglo XII
donde aparece el tratado Ad Interrogata, atribuido a San Agustín, el cual aceptaba la asunción
corporal de María. Santo Tomás de Aquino y otros grandes teólogos
se declararon en su favor.
En 1849
llegaron las primeras peticiones a la Santa Sede de parte de los obispos para
que la Asunción se declarara como doctrina de fe; estas peticiones aumentaron
conforme pasaron los años. Cuando el Papa Pío XII consultó al episcopado en
1946 por medio de la carta Deiparae Virginis Mariae, la afirmación de que fuera declarada dogma fue
casi unánime.
“La Inmaculada siempre Virgen
María, Madre de Dios, terminado el curso de su vida terrena, fue llevada en
cuerpo y alma a la gloria celestial”, así dice la constitución apostólica “Munificentissimus Deus”, con la que el Papa Pío
XII proclamó este dogma de fe en 1950 y cuya fiesta se celebra como solemnidad
cada 15 de agosto. Años después, San Juan Pablo II, al hablar de este dogma de la
Asunción en 1997 explicó que “en efecto, mientras para los demás hombres
la resurrección de los cuerpos tendrá lugar al fin del mundo, para María la glorificación de su cuerpo se
anticipó por singular privilegio".
Según establece la liturgia
eclesiástica la Asunción de María representa el consuelo para el pueblo y la
esperanza de una vida más allá de la terrenal. Según la
tradición y teología de la Iglesia Católica, la Asunción es la celebración de
cuando el cuerpo y alma de la Virgen María fueron glorificados y llevados al
Cielo al término de su vida terrena. No debe ser confundido con la Ascensión, la
cual se refiere a Jesucristo. Se dice que la resurrección de
los cuerpos se dará al final de los tiempos, pero en el caso de la Virgen María
este hecho fue anticipado por un singular privilegio.
La respuesta
a por qué es importante para los católicos esta fiesta, la encontramos en el
Catecismo de la Iglesia Católica, que dice en el numeral 966: “La Asunción de la Santísima Virgen constituye
una participación singular en la Resurrección de su Hijo y una anticipación de
la resurrección de los demás cristianos”.
Además la
Virgen María Asunta es patrona de diversas poblaciones en Iberoamérica, en
particular dentro de España, México, Guatemala, Nicaragua y Paraguay. Asunción, la capital de Paraguay, debe su
nombre a ella, quien es su patrona.
Fuente: ECCLESIA