Según la tradición, el cuerpo de la Virgen fue llevado, en procesión, por los Apóstoles hasta un sepulcro en Getsemaní, al cual los católicos de rito latino pueden acceder de manera “oficial” una vez al año y celebrar una breve liturgia.
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Dormición de María. Dominio público |
Los Apóstoles llevaron el cuerpo de María desde allí
hasta una tumba en las inmediaciones de Getsemaní.
No
obstante, Tomás, el “Apóstol incrédulo”, llegó tarde al entierro y pidió ver el
cuerpo de la Madre de Dios para despedirse. Es entonces cuando, al abrir la
tumba, vieron que el cuerpo de María no estaba y se esparció un perfume
agradable. La Virgen había sido llevada en cuerpo y alma al cielo.
Pero
hay relatos que sostienen que en ese momento Tomás también dudó y que la Virgen
le bajó del cielo un cinturón para que creyera en la Asunción. Otros incluso
cuentan que por la noche se oyó una música celestial y que la Virgen se les
apareció para decirles: “Alégrense, porque yo estaré con ustedes todos los
días”.
Sobre
la tumba de la Virgen se elevó un templo en el que actualmente sólo ofician
celebraciones los cristianos ortodoxos, griegos y armenios. Esta es la Iglesia
Ortodoxa del Sepulcro de María.
Durante
un tiempo, los frailes menores eran los únicos propietarios del recinto, pero
fueron expulsados en 1757.
De
acuerdo a la Custodia Franciscana de Tierra Santa, la fiesta de la Asunción es
el único día del año que los llamados cristianos latinos —o católicos que
celebran la Misa con el Misal Romano— pueden entrar oficialmente a ver el lugar
de la tumba de María y realizar una pequeña liturgia.
En
esta fecha, el Custodio de Tierra Santa junto a sus hermanos franciscanos
también ingresa al edículo (lugar pequeño) donde está la sagrada roca en la que
los Apóstoles recostaron el cuerpo de la Virgen, y que se conserva hasta
hoy.
Extraoficialmente,
todos los turistas católicos, de rito latino o no, pueden ingresar a ver la
tumba de María. Este es el segundo sepulcro vacío venerado en Jerusalén; el
primero es aquel en el que Cristo resucitó.
Lo que los católicos creemos
Todos
los relatos de lo que sucedió con la Virgen antes y después de su “dormición”
se basan en algunos textos apócrifos y en la tradición de la Iglesia.
Lo que todos
los católicos creemos, por dogma de fe, es que la Virgen fue asunta (llevada)
al cielo en cuerpo y alma, y que vive allá junto a Cristo, vivo y glorificado.
No se ha definido si murió y fue sepultada o si fue transportada a los cielos
sin pasar por el trance de la muerte.
Por Abel
Camasca
Fuente: ACI