Rechazan cualquier intervención militar de la Comunidad Económica de Estados de África Occidental
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En Abuja, Nigeria, se reúnen los
representantes de la CEDEAO para encontrar una forma de resolver la
gobernabilidad de Níger tras el fallido ultimátum que dieron al general
Abdourahamane Tchiani por el que anunciaban una intervención militar. Burkina
Faso y Malí, también gobernados por juntas militares golpistas, se han puesto
inmediatamente del lado de Níger rechazando cualquier intervención armada e
indicando que, de producirse, lo considerarían también una declaración de
guerra contra sus países.
Los obispos de Burkina Faso, que
forman parte de la Conferencia Interterritorial de Obispos junto a los de
Níger, expresan en un mensaje su «gran preocupación e inquietud». «Cómo no
inquietarse cuando parece que entre las soluciones que se barajan planea el espectro
de la guerra haciendo pensar en una posible segunda Libia mientras
que las consecuencias funestas y desastrosas de la desestabilización del país
continuan haciendo sufrir terriblemente a la población del Sahel», escriben. El
comunicado, firmado por Laurent B. Dabiré, presidente de la Conferencia
Episcopal de Burkina-Níger, concluye rechazando el recurso a la fuerza. Los
obispos rezan pidiendo a Dios «la gracia de una paz duradera y de una salida
pacífica a la crisis».
En similares términos se expresan también los los cardenales, arzobispos y obispos de las Conferencias Episcopales Unidas de África Occidental. Invitan a las partes implicadas a manejar la crisis «con mesura, discernimiento y responsabilidad» porque «la vida de nuestros pueblos en África Occidental está en juego». También estos obispos recuerdan las consecuencias desastrosas para el Sahel de la intervención en Libia e insisten en que «la violencia no resuelve ningún problema».