El doctor en Historia Tomás López Pizcueta los ofreció ante la Milicia de San Luis IX
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Pedro Sánchez, junto a Bill y Melissa Gates y la Presidenta de Nueva Zelanda Jacinda Ardern, solo cuatro de los grandes mandos y fortunas mundiales entregados a la "Agenda 2030". |
"¡Es el globalismo!":
esta acusación, que hace unos años se hacía en voz baja y con miedo a la
opinión pública es hoy una palabra en boca de todos.
Ciudadanos
de a pie, tertulianos de no pocas emisoras de radio e incluso artículos
periodísticos y conversaciones en el vagón de metro delatan que este término
referido a la supresión de
las soberanías e identidades nacionales cobra cada vez mayor
protagonismo.
Sin
embargo, los expertos en la cuestión afirman que no es nada nuevo. De hecho,
según el doctor en Historia Tomás López Pizcueta, el
"brazo armado" del Globalismo -la "Agenda 2030"- no es sino
un "resumen y compendio de las decisiones de las grandes conferencias
internacionales de la ONU sobre población" desde la década de los años 50
del siglo pasado.
Como
doctor en Historia y antiguo encargado de la digitalización de medios de
comunicación como La Vanguardia, Pizcueta
ofrece una diferenciación digna de atención. Especialmente para los católicos
interesados al respecto, pues no son muchos los que se atreven a afirmar como
él que el conflicto
ideológico a día de hoy va más allá del "Globalismo vs Patriotismo".
En su
opinión, esta es una parte importante del debate, pero no la nuclear.
"Estamos ante un
combate que debe plantearse como algo espiritual", afirma enérgico. Y
como tal, sus orígenes se remontan al comienzo de la humanidad.
Sin
embargo, observa como esta Agenda 2030 y sus 17 objetivos -reconocibles por el
logo multicolor que la práctica totalidad de políticos lucen en su solapa- se
difunden entre no pocos católicos que considera "víctimas del
buenismo". Estos, dice, olvidan que "la Agenda es lo que es y no lo que nos gustaría que
fuera".
Pero,
¿qué es la Agenda 2030?
Para muchos es algo desconocido, para otros una serie de metas loables y
filantrópicas. Algunos creen que no es "ni mucho ni tan poco" y los
más versados los contemplan como una serie de objetivos destinados a cumplirse
en los próximos años, propuestos -o impuestos- por los grandes poderes
globales.
Para
Pizcueta no es más que una
forma más de erosionar la Civilización cristiana y, por tanto, algo
que "un católico coherente
no puede suscribir".
¿El
motivo? Fue la tesis de su última conferencia al respecto. Te ofrecemos 12
razones que ofreció el mismo Pizcueta:
1º Un
fundamento ético… de dudosa ética: la Carta de la Tierra
El primer
argumento es el fundamento ético de la Agenda 2030,
para Pizcueta residente en la Carta de la Tierra. Un documento firmado en 1997
y prologado por Mijaíl
Gorbachov -Jefe de Estado de la URSS entre 1988 y 1991- que expresa la
intención de "ayudar a la humanidad a cambiar la visión antropológica del hombre".
"Se
necesita hacer la transición del hombre como rey de la naturaleza a la
convicción de que forma parte de ella. Necesitamos un nuevo paradigma que
reemplace los vagos conceptos antropológicos… y el mecanismo que usaremos será el reemplazo de los diez
mandamientos por los principios contenidos en esta carta", añade
el documento.
2º La
Tierra, ¿es merecedora de adoración?
El doctor
en Historia destaca que si bien desde la cosmovisión cristiana "siempre se
ha apoyado el cuidado de la tierra y la creación", este no ha sido
"por la naturaleza en sí, sino por ser un regalo de Dios". "La Tierra es un don de Dios y
debemos cuidarla, es un bien moral". Sin embargo, la Agenda, lejos de
contener ningún referente espiritual, "trata de ser una especie de cielo en la Tierra, pero sin
Dios".
3º
Suprime las soberanías, identidades y tradiciones nacionales
También
las cristianas. De hecho, "especialmente" las cristianas, según
Pizcueta. Y es que en su opinión, los promotores de la Agenda 2030 quieren, con
ella, "derrumbar, debilitar y suprimir las soberanías
nacionales" legítimas. ¿Cómo? "Haciendo un documento que se imponga
como principio y guión -la Agenda- de toda decisión política. Todo gira en alrededor
de ella, ya no sirven las
constituciones nacionales, muchas de ellas [especialmente las] impregnadas de valores cristianos",
responde.
4º No
persigue el bien de la persona, sino el de la Tierra
Una idea
fuerza a lo largo de toda la ponencia fue la raíz maltusiana de la Agenda 2030,
consistente en la teoría que justifica el control de la población para que haya
recursos para todos, explica Pizcueta: "A través del aborto -que no deja de
ser un genocidio- de la ideología de género -con la que no se puede concebir- o
fomentando la eutanasia y eugenesia, pues es mejor que esas personas no vengan
-según sus partidarios-. La
ecología es el centro de toda decisión y no la persona".
A
continuación se refirió brevemente al Concilio Vaticano I para expresar que "todo
lo que tenemos es un regalo de Dios, porque por lo que nos ama ha querido
crearlo, no para aumentar su gloria sino para manifestarla y comunicarla".
5º Una nueva religión al margen de Dios y la Verdad
Acto
seguido el historiador citó las palabras de Paul Watson, confundador de Greenpeace -no importa lo que es
verdad, solo cuenta lo que la gente cree que es la verdad- para referirse a la
revisión de la religión que pretende llevar a cabo la propia Agenda.
Y es que
"hay que sacralizar el discurso porque al hacerlo lo revestimos de
espiritualidad, de algo sagrado, grande y elevado. Por tanto, hagamos que el
ecologismo sea una nueva
religión mientras se vacía a la católica", explica, concebida cada vez
más como "una institución de autoayuda".
"Pero
la Iglesia no es una ONG, no es solo un grupo de gente buena que hace cosas
buenas: es la transmisora, custodia
y guardiana de la fe que nos dio Jesucristo y no podemos vaciarla de
su contenido", afirma.
6º
Condena -y combate- al cristianismo como culpable de la crisis
En este
sentido, recoge que mientras el mensaje evangélico al respecto es que
"Dios dio la creación para su explotación y nuestros propios fines",
el de los partidarios de la agenda es el contrario: "Pertenecemos a la Tierra, la Tierra no nos pertenece".
"Sin
embargo, la cosmovisión católica al respecto -conocida como abrahámica- es que
Dios creó al hombre y le dijo: `Someted
a la tierra´. Una visión que debe ser combatida que tienen los cristianos
-y particularmente los católicos-", según la cual "es voluntad de
Dios que el hombre explote la tierra para sus propios fines", explica.
Siguiendo estos pasos, solo resta una consideración de cara a los cristianos: "El cristianismo es el culpable de
la crisis medioambiental y debemos combatirlo".
7º
Suplantada la fe, el ecologismo asciende como una nueva religión
Pizcueta
explica que en este conflicto, el paradigma moral del ecologismo es
"cuidar del planeta en sí mismo, no por ser un bien moral que hace mejor
al hombre". Asimismo, añade, "es un proyecto de ética universal, pero
basado en valores relativos y sostenibles" basados en el consenso.
Así, "no solo pretenden eliminar los
diez mandamientos, sino subvertirlos tratando de convertir lo malo en
bueno e incluso en un derecho, una perversión de todo el orden natural",
explica.
Menciona,
además, que pretende ser un cuerpo de valores "sostenibles pero basados en
el consenso". Algo que es "imposible", pues cuando deje de haber
consenso dejará de ser sostenible: "Para que [un proyecto] sea sostenible, tiene que estar basado en
valores inmutables y universales como en los diez mandamientos, que no
son patrimonio de los católicos sino de toda la humanidad, porque ahí se
compendia toda la Ley Natural".
8º Para
la Agenda, el hombre es "un ser vivo más de la creación"
"Según
ellos, el hombre es una plaga y causante de todo este desastre, por tanto hemos
de acabar con él con el aborto o la eutanasia. El hombre no tiene dignidad,
solo la Madre Tierra", dicen. "Sin embargo, el hombre tiene dignidad,
entre otras cosas porque Cristo se encarnó en un hombre. El Hombre, después de los ángeles,
es la criatura más excelsa de Dios y no una plaga", afirma.
9º
Elimina a Dios y pone el cuidado de la tierra como fin del hombre
Además de
sustituir la moral cristiana por una conciencia ecológica, explica. En este
sentido, destaca la importancia de que los cristianos asuman que el mensaje
evangélico es actual y universal, también en lo relativo al cuidado de la
creación. Algo en lo que, sin embargo, puede llevar a confusión entre medios y
fines.
"Cuidar
el planeta, enseñar a los niños a no tirar la comida o a no tirar el papel al
suelo… todo ello no se
debe enseñar [en última instancia] por cuidar el planeta, sino por no ser sucios, por nuestra virtud".
Además, "es falso que Dios no creó al hombre para ser una parte de la
naturaleza, sino para que la dominase y viviera de ella", explica.
10º
Promueve la eliminación de la familia o la familia pequeña
Antes de
finalizar su intervención, Pizcueta citó uno de los puntos de la Conferencia
Mundial de Población de
Bucarest de 1974 -antecedente de la Agenda- como una de las grandes
conferencias promotoras de la disminución de la natalidad y la familia:
"Empleen,
cuando sea necesario y conveniente, a personal sanitario profesional y auxiliar
adecuadamente capacitado, trabajadores de divulgación rural y de economía
doméstica y trabajadores sociales, así como conductos no gubernamentales, para
ayudar a prestar servicios de planificación de la familia y asesoramiento a los que utilicen
métodos anticonceptivos. Se aseguren de que la información y la
instrucción sobre planificación de la familia y otras cuestiones que afectan la
fecundidad se basen en conocimientos científicos válidos y probados e incluyan
una descripción completa de todo riesgo que pueda acarrear el uso de métodos
anticonceptivos o el no usarlos".
11º
Promueve el relativismo sexual, el aborto y la liberación sexual
Para
Pizcueta, uno de los principales problemas que presenta la Agenda respecto a la
fe católica es el relativo a la libertad sexual. La libertad de la Agenda,
definida vagamente como la "paz universal dentro de un concepto más amplio
de libertad", conlleva la ampliación de los llamados derechos sexuales y
reproductivos -aborto, uniones homosexuales o igualdad de géneros-, siguiendo
la máxima de la Escuela de Frankfurt de que "la paz llega cuando la persona se libera sexualmente".
En este
sentido, la Agenda emplea un lenguaje encaminado a "caer en el
relativismo", de modo que sociedades
'inclusivas' es "el todo vale" y la salud sexual significa
"aborto": "Los cristianos no rechazamos a ningún
homosexual y deberíamos amar a todos porque así lo enseñó Nuestro Señor. Pero se quiere al pecador, no al pecado,
y no todo vale. Se trata de una
rebelión contra Dios y la naturaleza".
12º
Dirigida a eliminar al que impida el desarrollo sostenible
Cita en
último lugar la interpretación del tercer ODS del documento Transformar
nuestro mundo, que manifiesta su compromiso en "garantizar el acceso universal a
los servicios de salud sexual y reproductiva, incluidos los de planificación
familiar, información y educación". Asimismo, valora "las
enfermedades no transmisibles, incluidos los trastornos conductuales,
evolutivos y neurológicos" -como el síndrome de Down- como "un grave
impedimento para el desarrollo sostenible" susceptible de esos servicios
de "planificación familiar".
J.M.C.